LA ANTROPOLOGÍA DEL DESARROLLO

Como sabemos, el propósito epistemológico de la antropología ha sido el “conocimiento del hombre”; acercándose a su entendimiento especialmente a través del estudio de lo cultural. En este sentido, la cultura se interpreta como las formas de saber y hacer de una comunidad, y comprende sus tradiciones, su visión del mundo y de la vida en general. La cultura de los pueblos los identifica y permite diferenciarlos, por lo que un estudio desde lo cultural ayuda a una mejor comprensión del hombre concreto.

Con el paso de los años la antropología se ha ido especializando en ramas, siendo una de ellas la denominada “antropología del desarrollo”, una denominación que responde a la complejidad de lo que trata de abordar, habiéndose generado en los últimos años una discusión sobre formas y modelos de desarrollo, colocando como en contrapuntos el concepto de desarrollo euro centrista y, especialmente, el capitalista en su opción neoliberal.

Lo que hoy conocemos como antropología del desarrollo se sustentó en sus inicios en la denominada “economía política”, ciencia de las leyes sociales que rigen la producción y la distribución de los bienes materiales que sirven para satisfacer las necesidades humanas, Y puesto que la producción y distribución de los bienes constituye una actividad humana que se repite constantemente, se le conoce como “proceso económico”, y debido a ello, podemos deducir leyes.

Para una mejor comprensión de la antropología del desarrollo, es obligado pasar por la economía, por lo que a continuación planteamos, - de manera superficial-, la evolución que ésta ciencia ha tenido en los últimos siglos, y su incidencia en la vida de las personas.

Evolución del pensamiento económico; diferentes escuelas.

Los primeros esfuerzos de interés científico por estudiar e interpretar la economía fueron emprendidos por los mercantilistas del siglo XVI, los fisiócratas del siglo XVIII, y por los fundadores de la económica clásica, entre ellos el más conspicuo: Adam Smith (1723-1790); y David Ricardo (1772-1823).

Los mercantilistas destacaban la importancia de alcanzar un superávit en el saldo de la balanza comercial como una forma de acumulación. Defendían el establecimiento de medidas intervencionistas, dado que una postura liberal podría conducir a la pérdida de lo acumulado. Compartían la “ilusión crisohedónica”, entendida como la acumulación de oro, signo de prosperidad nacional.

Por su parte, los fisiócratas rechazaban el exceso proteccionista defendido por los mercantilistas. Sostenían que la riqueza de una nación procedía de su capacidad de producción, y consideraban la agricultura como el único sector realmente productivo. Comparaban la producción de riqueza agrícola con la circulación de la sangre en el cuerpo humano.

Por su lado, lo que se conoce como “economía clásica”, tiene como núcleo ideológico los trabajos de Adam Smith; las ideas de Smith fueron desarrolladas y formalizadas mas tarde por David Ricardo. Para Smith la solución al funcionamiento económico de la sociedad descansa en las leyes del mercado y en la interacción del interés individual y la competencia. El mercado es un mecanismo que se auto-regula, y el sistema de precios organiza el comportamiento de los individuos de forma automática.

Según Smith la “mano invisible” del mercado asigna las tareas y también dirige a las personas en la elección de su ocupación, todo ello satisfaciendo las necesidades de la sociedad. Plantea así mismo que uno de los factores fundamentales del crecimiento económico descansa en la división del trabajo y en la acumulación; el primero de ellos genera la especialización.

Más tarde en el tiempo aparece Marx, quien basa su análisis en la historia que el fundaba en el materialismo dialectico. La concepción materialista de la historia tiene como punto de partida el principio según el cual la producción y el intercambio de productos constituyen la base de todo orden social. La fuerza básica en la historia es, para Marx, la estructura económica de la sociedad. Marx distingue entre los conceptos de fuerza de trabajo y tiempo de trabajo. La fuerza de trabajo hace referencia a la capacidad del hombre para el trabajo; el tiempo de trabajo es la duración del mismo. El empresario paga al trabajador una cantidad igual a su fuerza de trabajo, pero éste pago equivale solo a una parte del valor que este produce; a ello le llama la plusvalía.

Continùa planteando el marxismo que el proceso de mecanización crea un ejército industrial de reserva de personas sin trabajo, el proletariado (de productores de prole), que tiende a empobrecer aún mas al hombre al forzar los salarios a la estabilidad o aun a la baja. Marx señala que una de las consecuencias de esta tendencia es la concentración del capital en unas pocas manos.

En otras palabras, al mecanizar la producción, el margen de beneficio se reduce, porque hay menos trabajadores de quienes extraer “plusvalía”; por el contrario, el nivel de los salarios se eleva constantemente y sus beneficios descienden. Según la tesis marxista, por cualquier camino que se elija tomar, la tendencia a largo plazo conduce hacia una tasa descendente de los beneficios y hacia una serie de crisis cada vez más graves.

En las últimas décadas ha prevalecido en prácticamente todo el Mundo el sistema económico denominado neoliberalismo, que surge luego de la crisis de la Bolsa de Nueva York (1929). El neo-liberalismo se enmarca dentro del sistema capitalista y se basa en las doctrinas del liberalismo económico. Propugna por la liberación económica, por los mercados abiertos y el libre comercio, y por la privatización como medio de eficientar la administración pública.

Modelos antropológicos para el análisis de la Economía:

Los antropólogos se han basado en cuatro modelos básicos para el análisis de la economía en los diversos contextos culturales.

- El primer modelo, basado en la “economía neo-clásica” es utilizado por la mayor parte de los antropólogos económicos para interpretar sus datos. En ella se asume al ser humano como interesado y racional; la tierra, el capital y la mano de obra son caracterizados como escasos y como componentes productivos de la economía. Otras de las presunciones es la siguiente: las prácticas en relación a los medios de existencia están enmarcados dentro de un contexto de mercado. El análisis consiste entonces en explicar las formas en que los seres humanos calculan y utilizan los excedentes, diversifican el riesgo, y miden los márgenes costo-beneficio.

- Un segundo modelo lo conforma la “economía política”, modelo utilizado en el estudio de la economía con una mayor carga del componente político. Aunque por mucho tiempo se privilegiaron los conceptos marxistas, los antropólogos han ampliado esta perspectiva al enfocarse sobre los nexos entre el poder y las actividades materiales. En muchas sociedades la mano de obra es el motor de la vida material, de tal manera que la investigación en ese campo se ha centrado en conocer quien comanda el proceso de trabajo. Los antropólogos también han expandido la teoría sobre los modos de producción al estudiar las maneras en que los recursos son controlados, dispuestos y organizados dentro de patrones económicos, y cómo se ligan con la economía mundial.

- Otros antropólogos estudian la economía desde “el institucionalismo”, siendo por tanto un tercer modelo de análisis. Los institucionalistas le dan prioridad al marco social a través del cual se producen las prácticas materiales y argumentan que tierra y trabajo son los componentes universales de toda economía, y que estos constituyen la base de la sociedad misma. Antes de la emergencia del mercado, la tierra y el trabajo eran controladas y administradas a través de relaciones sociales permanentes por razones de parentesco, religiosas o políticas.

- Un cuarto modelo lo caracteriza la denominada “economía cultural”, siendo ésta la más expresamente antropológica, en sus diversas variantes. Los antropólogos que usan este método analizan cómo las personas se comunican a través de los bienes y servicios que utilizan. Es una expansión del trabajo de Mauss sobre “prestaciones y reciprocidad”, al analizar en primer lugar cómo se intercambian los bienes entre circuitos de intercambios socialmente definidos y, en segundo lugar, al estudiar la manera en que estos movimientos conectan posiciones sociales con prestigio, poder, género y reproducción. Así, en algunas sociedades la permanencia de los nexos de parentesco, la protección de los ancestros y la fertilidad de la tierra están conceptualmente unidos. De igual forma, este tipo de modelos económicos locales pueden encontrarse entre los marginados de la sociedad. En términos generales, los exponentes de esta corriente mantienen que los modelos neoclásico y marxista están siendo inapropiadamente aplicados a otras unidades y a fragmentos de la economía de mercado en la medida en que son modelos que mal interpretan las formas de vida de otros pueblos, no califican los universos interculturales, y hacen derivar el análisis básicamente de la experiencia del mercado.

La noción de “DESARROLLO”.

Para explicar el significado del desarrollo ha habido variadas propuestas. Las hay que se enfocan en la concepción global, otras que lo acotan a algunos de sus elementos; porque siendo una noción que afecta a la persona humana, tiene la posibilidad de abordársele holísticamente, en todas sus magnitudes, o circunscribirse a alguno de sus aspectos.

En este sentido, es muy común que el desarrollo se cuantifique en sus elementos puramente materiales, como el ingreso de la persona, o sus artefactos para producir bienes. En otras ocasiones se mide en cuanto a las potencialidades de alcanzar las metas u objetivos que la persona se propone. Hay también mediciones que se circunscriben a las capacidades, tanto físicas como mentales de las personas. En fin, se puede aplicar diferentes métricas para el desarrollo dependiendo del interés de los investigadores o de los que aplicarán alternativas de solución a los que padecen de bajas condiciones de vida y, por tanto, de desarrollo.

El desarrollo es una noción integral; no puede pensarse que se refiera únicamente al crecimiento económico como se pensó en décadas pasadas; como tampoco puede referirse solamente al desarrollo social, como proponen algunos ideólogos de la escuela culturalista. No, el desarrollo comprende, al menos, cuatro grandes ejes: lo económico, lo social, lo político y lo ambiental. Solo con el avance y consolidación de estos cuatro elementos, dentro de un contexto de sostenibilidad, se puede pensar que se está en un proceso de desarrollo humano que contemple a la intergeneracionalidad.

Como sabemos, hay varias formas de medir el desarrollo, y el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), propone y cuantifica anualmente el denominado Índice de Desarrollo Humano, (IDH), que mide para diferentes países su situación en educación, salud e ingresos, a través de unas ecuaciones matemáticas relativamente complejas. No obstante lo anterior, y tomando en consideración que el Índice de Desarrollo Humano es un guarismo que ayuda a comparar la situación de un País en relación a otros, y en relación a la situación del mismo para años anteriores, resulta ser una aproximación cuya objetividad es apreciada.

En los últimos años ha surgido otra propuesta que coadyuva a la medición del avance en el desarrollo, denominado como Índice de Progreso Social (IPS), que se construye de manera que mide el grado en que un país satisface las necesidades de carácter “no económico” de sus ciudadanos. Según sus proponentes, la importancia de su medición deriva de que este indicador muestra que países con similares niveles de PIB (Producto Interno Bruto) pueden tener diferentes niveles de progreso social.

Adicional a las métricas anteriores, el desarrollo de un país debe también medirse en cuanto a la posible, es decir, en referencia a unos objetivos de desarrollo que la misma sociedad se proponga, tomando en cuenta sus aspiraciones y realidades culturales y sus potencialidades humanas y físicas. Esto es, en breve, pensar en una medición que contemple el endo-desarrollo, para no perder de vista que cada país, como cada persona, es un modelo irrepetible. Así, como ejemplo, los objetivos plasmados en los Acuerdos de Paz firmados en el año 1996, aún cuando incompletos y no incorporados totalmente al sistema legal guatemalteco, son en la práctica una propuesta de desarrollo “posible” para el futuro.

Significado que tiene el desarrollo

Por desarrollo entendemos el proceso mediante el cual las personas van logrando sus aspiraciones, tanto materiales como espirituales, de acuerdo a su propio esfuerzo, y dentro de un ambiente propicio para que sus esfuerzos alcancen el éxito. Y ello dentro de dos condicionantes: una, que sea acorde a la cultura de la persona; y lo segundo, que tenga sostenibilidad en el tiempo, como ya enunciado antes. Todo ello respetando el entorno.

Adicionalmente, el desarrollo para que sea tal, debe ser económicamente sostenible en el tiempo, ecológicamente sustentable para que sea intergeneracional y, por sobre todo, humanamente aceptable, pues el sentido fundamental del desarrollo es la promoción de la persona tal como se plantea al inicio.

El concepto o noción de desarrollo no está definido de manera unánime ni tampoco es neutral. En términos abstractos se puede afirmar que el concepto de desarrollo señala un proceso social amplio que se caracteriza por cinco elementos centrales:

A. Es inducido por el ser humano, lo que lo diferencia del concepto de evolución.

B. Se basa en el cambio, lo que refleja cierto descontento con la situación de partida

C. Está orientado a mejorar las situaciones existentes, lo que significa cierta fe en él a capacidad de las sociedades para conducir su destino

D. Es multifacético o transversal ya que existen ciertos niveles de consenso en que el desarrollo debe abarcar tanto aspectos económicos como políticos, de justicia, de orden ambiental y cultural.

E. En reconocimiento de las limitaciones ecológicas del planeta, requiere incorporar la dimensión del tiempo, buscando establecer ciertos niveles de equilibrio entre la satisfacción de las necesidades actuales con las necesidades de las futuras generaciones.

Teorizaciones sobre DESARROLLO y modelos básicos

Hay varias teorías que intentan explicar de forma más científica lo que se concibe como desarrollo; éstas explicitan el concepto o noción que del mismo se puede comprender. A continuación se resumen cuatro de las más importantes teorizaciones.

- Las teorías “Clásicas”, que centran su atención y preocupación en el crecimiento económico; la mayoría de ellas es esencialmente agrarista.

Estas teorías basan su tesis en el modelo elaborado por Adam Smith y mas tarde desarrollado por Malthus; quienes exponían: “todos los individuos pueden obtener con su trabajo el producto suficiente para su subsistencia y para el mantenimiento de su familia”.

Pero sucedió que al continuar aumentando el número de los pobladores, los nuevos terrenos agrícolas requerían un mayor esfuerzo y proporcionaban menor cantidad de productos. En otras palabras, cuando la tierra se convirtió en un factor limitativo, la Ley de los Rendimientos Decrecientes empezó a actuar, y la productividad del trabajo a disminuir. “Si se continúan reproduciendo los seres humanos, el exceso de población resultante sería eliminado por el hambre, las enfermedades y las guerras”, decía Malthus. Este estado estacionario es la situación a la que tienden todas las sociedades, el punto final de todo proceso de crecimiento económico.

El crecimiento industrial que se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XVIII requería una explicación diferente. El modelo elaborado por Ricardo y Marx incluyó por tanto el Capital como el principal factor del crecimiento económico.

- Teorías Ortodoxas de Desarrollo; también conocidas como teorías de la modernización (intentan combinar crecimiento económico con transformación social).

Las teorías de modernización establecen que las sociedades modernas son mas productivas, los niños están mejor educados, y los necesitados reciben más beneficios. Propone una definición clara de las funciones y papeles políticos de las instituciones.

Los principales supuestos de la teoría de la modernización se basan fundamentalmente en concebir a ésta como un proceso que se realiza a través de fases. Walter Rostow (1916-2003), uno de sus más conspicuos representativos, propone para una sociedad las siguientes cinco etapas:

- La sociedad tradicional

- Precondición para el despegue

- El receso de despegue

- El camino hacia la madurez

- Una sociedad de alto consumo masivo

De acuerdo con Rostow, si el problema que enfrentan los países del tercer Mundo es la falta de inversiones productivas, entonces la solución para estos países está en que se le provea de ayuda en forma de capital, tecnología y experiencia. La influencia de Rostow se vio en el Plan Marshall en Europa y la Alianza para el Progreso en Latinoamérica.

- Teorías Heterodoxas del Desarrollo, entre ellas la más reconocida es la “teoría de la dependencia”, que explica que el subdesarrollo es un resultado estructural de la división internacional del trabajo, y de las relaciones de desigualdad entre los países industrializados y los países en vías de desarrollo.

Con esta teorización se trata de explicar las dificultades que encuentran algunos países para el despegue y el desarrollo económico. Como teoría y práctica surgieron en los años setenta del siglo recién pasado, impulsadas por el economista argentino Raúl Prebish de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina de la Organización de Naciones Unidas).

Propone esta teoría que la dependencia económica es una situación en la que la producción y riqueza de algunos países está condicionada por el desarrollo y condiciones coyunturales de otros países a los cuales quedan sometidas. El modelo “centro-periferia” describe la relación entre la economía central, autosuficiente y prospera, y las economías periféricas, aisladas entre sí, débiles y poco competitivas.

Como consecuencia de estas ideas, los países latinoamericanos aplicaron una estrategia de desarrollo basada en el proteccionismo comercial y la sustitución de importaciones vía industrialización; en nuestra región se aplicó la estrategia de “industrialización mediante la sustitución de importaciones”, que se cobijó bajo la denominación de Mercado Común Centroamericano. La estrategia funcionó satisfactoriamente durante las décadas de los sesenta y setenta del siglo recién pasado, en la que se produjo un crecimiento generalizado del precio de las materias primas en los mercados internacionales. Pero, finalmente la contracción de la demanda internacional y el aumento de los tipos de interés desembocaron en la década de los ochenta en la crisis de la deuda externa, lo que exigió profundas modificaciones en la estrategia de desarrollo.

- El desarrollo Sostenible; que procura un desarrollo transgeneracional. En 1987 la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo publicó un documento titulado: “Nuestro futuro común”, (informe Brundtland), que proclamaba la necesidad de trabajar en la dirección de un desarrollo “sostenible”. Es un intento de afrontar de manera integrada un doble desafío de nuestra humanidad: por un lado aliviar la situación de pobreza en que vive una gran mayoría de la población de nuestro planeta; y por otro, los retos planteados por los problemas medioambientales. Dicho proceso debía de ser capaz de generar un desarrollo no sólo sostenible en términos ecológicos, sino también sociales y económicos. Esto es que además de asegurar su armonía con el medio ambiente, eran inherentes a un desarrollo con este calificativo transformaciones institucionales que permitiesen el cambio social gradual y un crecimiento económico auto sostenido.

La propuesta del informe Brundtland, que define el desarrollo sostenible como “el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades”. Se trata, en síntesis, de una solidaridad intergeneracional.

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