Francisco Morazán, último presidente de la Federación
Ocupó el cargo hasta 1838 cuando el caudillo Rafael Carrera encabezó una rebelión contra los liberales.
Fecha de publicación: 08-04-21
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
Francisco Morazán nació en la Villa de Tegucigalpa –Honduras– el 3 de octubre de 1792. Su mentor durante la niñez fue el sacerdote José Antonio Murga, demostrando en su juventud una inteligencia que le permitió aprender varios idiomas e instruirse en la literatura de los escritores liberales, cuya ideología asumió con pasión y para algunos, con fanatismo. Siendo aún joven conoció al jefe de Estado hondureño Dionisio Herrera, quien le nombró como secretario general, en cuya función juró la Constitución Federal de las Repúblicas de Centroamérica en noviembre de 1824, y promulgó la Constitución Política del Estado de Honduras en diciembre de 1825.
El presidente hondureño Dionisio Herrera, liberal y enemigo declarado de los conservadores, pronto se convirtió en dictador disolviendo la Asamblea, lo que provocó movimientos de rebeldía en Honduras, dando con ello excusa al presidente de la Federación, Manuel José Arce, para invadir Honduras al mando del coronel José Milla (padre del escritor José Milla y Vidaurre). Al tomar la capital hondureña el coronel Milla capturó y envió preso a la capital de la Federación (la ciudad de Guatemala), al presidente Dionisio Herrera. Inmediatamente tomó el poder en Honduras Francisco Morazán, y en venganza invadió la capital de Guatemala el 13 de abril de 1829.
Según el historiador Alejandro Marure (1806-1851), Francisco Morazán fue un acérrimo enemigo de Guatemala, lo que demostró en el saqueo de la capital cuando la invasión antes indicada, cuando con su ejército, al que llamó “Aliado Protector de la Ley”, saqueó la Catedral y casas de prominentes personajes, robando en todos los casos obras de arte, joyas y reliquias valiosas, irrespetando incluso un previo acuerdo de capitulación en que se comprometía en respetar la propiedad y las vidas de los vencidos. Por ello aún hoy se usa el refrán “se fue con Pancho”, cuando se habla de lo robado en esa ocasión; y a Morazán le llamaban ‘Pancho Ganzúa’.
En las elecciones de septiembre de 1830 Francisco Morazán salió electo como Presidente de la Federación, (temporalmente había asumido la presidencia Mariano de Beltranena y Llano). Morazán ocupó el cargo hasta 1838 cuando el caudillo Rafael Carrera encabezó una rebelión contra los liberales, por cuya situación la Asamblea de la Federación “autorizó” para que cada Estado hiciera lo que creyera más conveniente a sus intereses, con lo que de hecho la Federación de Repúblicas de Centroamérica llegaba a su fin. Sin embargo, Morazán continuó luchando por la misma, hasta que fue vencido por Rafael Carrera en la capital el 19 de marzo de 1840, huyendo a El Salvador y Panamá. Al volver a Costa Rica asumió temporalmente la Jefatura de aquel Estado, en donde los costarricenses le derrotan y es capturado, juzgado y fusilado en la Plaza Mayor de San José de Costa Rica el 15 de septiembre de 1842.
Hay que recordar que ante la amenaza que representaba Rafael Carrera al gobierno liberal de Mariano Gálvez, Francisco Morazán no le apoyó, aún siendo de la misma ideología liberal, con lo que el gobierno de Mariano Gálvez se debilitó, lo que facilitó su caída en 1838.
Cuando en Quetzaltenango se firmó el Acta de Constitución del Estado de Los Altos -el 2 de febrero de 1838-, Francisco Morazán como presidente de la Federación apoyó firmando el acuerdo el día 5 de junio de 1838, acuerdo que literalmente dice: “Los departamentos de Sololá, Totonicapán y Quetzaltenango con todos los pueblos y reducciones comprendidos bajo sus actuales límites, formarán un nuevo Estado de la República Federal de Centroamérica. En consecuencia, el de Guatemala, al que ellos han pertenecido, queda reducido a los de Chiquimula, Verapaz, Sacatepéquez y el de la capital”.
Francisco Morazán fue el último presidente de la Federación de Repúblicas de Centroamérica.