Introducción:

Si recorremos Guatemala nos encontraremos con un sinnúmero de realidades que se contraponen dando como resultado un amplio abanico cultural en el que conviven tradiciones, cultura y pensamientos muy variados. Esta riqueza por la que se nos reconoce en todo el mundo es el resultado del sincretismo cultural que se dio durante el periodo de dominación española. Las culturas que se habían asentado por largo tiempo en las tierras que hoy conforman nuestro país mantuvieron importantes rasgos culturales pese a la llegada de los peninsulares a estas tierras.

Los diferentes pueblos que los conquistadores encontraron al llegar mantenían cierto pasado común, sin embargo, entre ellos no había una concepción de unidad, tal como nos lo presentan en algunos textos. Por el contrario, entre aquellas etnias había grandes rivalidades, muestra de ello es la colonización que los K’iche’s llevaron a cabo en la zona que hoy ocupa buena parta de la Región VI (Quetzaltenango, San Marcos, Totonicapán, Sololá, Retalhuleu y Suchitepéquez). Además, explorando la historia que los diferentes documentos de la época de la conquista nos muestran, notaremos que las divisiones existentes en Mesoamérica (región cultural comprendida entre México y Nicoya) facilitaron la dominación, ya que los pobladores veían en los conquistadores aliados para atacar a sus rivales.

Mucho de lo que hoy nos identifica como guatemaltecos se encuentra basado en historias y costumbres que heredamos de aquellos pueblos que nos antecedieron. Esto no sería posible sin las leyes de protección a los súbditos americanos de Castilla que se proclamaban en la península, o sin los religiosos que trabajaron por la conservación de las lenguas y relatos de los que hoy nos enorgullecemos.

Para crear una identidad nacional realmente fuerte debemos conciliar todos los componentes de nuestro pasado y reconocer sus fortalezas y debilidades. Reconocer nuestro pasado exige la voluntad de hallar la verdad y para eso deberemos olvidarnos de las simplificaciones y generalizaciones que se nos ofrecen a diario. Entrar a juzgar nuestro pasado nos contribuirá en poco, pero conocerlo y apreciarlo nos hará más unidos, más hermanos, más nación.

Ilustración 1: Cráter del Volcán de Santa María en 1875. Foto de Eadward Muybridge.

Rodeados de peligrosos y enormes colosos

Conforme a la historia geológica, lo que hoy conocemos como el Istmo Centroamericano no existía en la época Jurásica (hace unos 200 millones de años), de manera que América del Norte y América del Sur estaban separadas por el mar. No es sino hasta el Mioceno, hace unos 12 millones de años que surge al “arco volcánico” que hace unos 3 millones de años cierra por completo la conexión entre los Océanos Pacífico y Atlántico.

Conforme a la historia geológica, lo que hoy conocemos como el Istmo Centroamericano no existía en la época Jurásica (hace unos 200 millones de años), de manera que América del Norte y América del Sur estaban separadas por el mar. No es sino hasta el Mioceno, hace unos 12 millones de años que surge al “arco volcánico” que hace unos 3 millones de años cierra por completo la conexión entre los Océanos Pacífico y Atlántico.

Ese arco o cadena volcánica atraviesa toda Centroamérica, descendiendo en El Salvador y Nicaragua, siendo en Guatemala en donde encuentra sus mayores altitudes, en los Volcanes Tacaná y Tajumulco, con cerca de 4,000 metros de altura sobre el nivel del mar.

En el Istmo Centroamericano se localizan varios valles rellenos de material volcánico, siendo uno de estos el valle en que se ubica Quetzaltenango, valle que tiene un área aproximada de 400 kilómetros cuadrados, de los cuales 120 pertenecen al Municipio de Quetzaltenango. El valle limita al norte con la serranía de Olintepeque, río Xequijel (o Siguilá) de por medio; al este por el río Samalá y la sierra de Chuatroj; al sur por el cerro El Baúl ( o cerro Tecún Umán), la Pedrera y el volcán Cerro Quemado (también conocido como volcán Quetzaltenango o Lajuj Noj); y el Oeste y sur-oeste por los volcanes Siete Orejas y Santa María, en la planicie conocida como Llanos del Pinal, también de suelos de ceniza volcánica (piroclásticas).

El Cerro Quemado se eleva unos 800 metros sobre el valle, que se encuentra a 2,330 metros sobre el nivel del mar. Del Cerro Quemado emanan fumarolas de vapor en varios sitios, siendo uno de los más conocidos los denominados baños termales Los Vahos.

El Cerro Quemado es mencionado por primera vez en la Recordación Florida de Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán, al referirse al manuscrito indígena Título Ahpopqueham, en el que el cerro es denominado como Cekxac, al que hoy los indígenas vecinos llaman Xecac, que significa “abajo del fuego”.

El Cerro Quemado fue un volcán conocido como Lajuj Noj, de allí el nombre de Xelajuj noj (abajo del Lajuj Noj), el que, según estudios del Doctor Francis Gall y otros, hizo explosión el día de San Rafael, 24 de Octubre de 1765, y nuevamente en 1818.

Como nota curiosa, es este el volcán que aparece, haciendo erupción, en el Escudo de Armas del Estado de los Altos. En el actual Escudo de Armas de la Ciudad aparece el volcán Santa María (de 3,772 metros de altura sobre el nivel del mar). Por otra parte, el volcán Santiaguito (de 2,500 m.s.n.m.), surgió en la parte sur del volcán Santa María el 24 de Octubre de 1902, seis meses después del terremoto de San Perfecto (18 de abril), que destruyó buena parte de la Ciudad de Quetzaltenango. El volcán Santiaguito ha tenido actividad eruptiva en los años 1922 y 2000.

De manera que el actual municipio de Quetzaltenango, en su parte sur contaba con el extraordinario paisaje de tres grandes volcanes: el Lajuj Noj (hoy Cerro Quemado), que explotó en 1765; el Santa María, que se conserva como un perfecto cono; y el que fuera el volcán Siete Orejas, que se estima explotó hace unos mil años, y del que aún queda un macizo montañoso que en su parte sur permite ver lo que fuera su enorme cráter.

Ilustración 2: Variedades de maíz.

Los primeros pobladores de Quetzaltenango

Según estudios confiables, los primeros humanos que llegaron al continente americano provenían de la región de Siberia, la parte más oriental de Rusia, colindante con el océano Pacífico. Estos grupos pasaron de esa región a América cuando el estrecho de Bering se congeló durante la última glaciación, época en la que el clima se enfrió a nivel global, esto hace unos 100 mil años. Este periodo concluyó hace 12 mil años.

Esos primeros nómadas cruzaron el estrecho hace cerca de 20 mil años, recorriendo el continente americano de norte a sur en un recorrido zigzagueante en el que caminaron miles de años viviendo de la cacería furtiva y la recolección de frutos.

Cuando lograron domesticar algún alimento se dio el inicio de la sedentarización, con lo que ya no tuvieron que dedicar la totalidad de su tiempo a la búsqueda de alimentos. Este cambio radical en la forma de resolver lo más apremiante de la vida, la alimentación, se dio cuando aquellos nómadas lograron cultivar el teocinte (origen del maíz), lo que les liberó tiempo para otros menesteres, iniciándose con ello los procesos civilizatorios en diversos territorios.

En la región occidental cercana a Quetzaltenango, las pruebas más antiguas de la presencia de humanos se sitúan entre 6,000 a.C. (piedras de obsidiana), y 5,000 a.C. (residuos de teocinte); todos localizados en el actual Departamento de Totonicapán.

De esa manera es como se inician los primeros asentamientos humanos en Mesoamérica y puntualmente en lo que es hoy Guatemala. Algunos en las partes bajas del norte, específicamente en lo que conocemos como El Mirador, Tikal, Holmul y Nakbé (año 800 a.C.), luego Yaxhá, Peru-Waka’ (año 600 a.C.), y otros que dieron inicio a la gran civilización Maya. Otros grupos se ubicaron en lo que hoy conocemos como “costa sur”, especialmente los Olmecas en varios sitios (año 1100 a.C.); y en Retalhuleu el extraordinario sitio Takalik Abaj (año 800 a.C.)

El lugar que físicamente ocupa hoy el Municipio de Quetzaltenango fue primeramente poblado por la etnia Mam, quienes se asentaron hace unos 1,500 años, logrando ciertos avances en su estructura social y de vida durante siglos, hasta que, hacia finales del siglo XV, entre 1470 y 1490, los K’iche’ conquistaron el sitio, expulsándoles de forma violenta. Se estima que durante este proceso de conquista (la primera que sufrió la región), murió una gran cantidad de mames.

Los mames denominaron al sitio como K’ulajá, que significa “garganta de agua”, por las escorrentías que bajaban de las montañas que rodeaban el asentamiento, situado en el actual barrio de la Transfiguración.

Conforme a relatos indígenas escritos inmediatamente después de la conquista española, se sabe que el pueblo Mam, comprendía dentro de su jurisdicción gran parte del Altiplano guatemalteco, y las montañas fronterizas con México, incluyendo los actuales departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Totonicapán y Quetzaltenango, así como los municipios mexicanos de Mazatán, Mapastepec, Motozintla, Mazapa de Madero, Unión Juárez y Tapachula.

De manera que los primeros pobladores del territorio que hoy ocupa el Municipio de Quetzaltenango fueron los mames; quienes fueron conquistados por los k’iche’, y a los sobrevivientes de aquellos episodios les obligaron a salir de estas tierras.

Ilustración 3: Conquista de Quetzaltenango. En la esquina superior derecha se dibujaron unas plumas largas posiblemente de quetzal, como jeroglífico del lugar. Lienzo de Tlaxcala.

Sobre el sitio que hoy ocupa la Ciudad de Quetzaltenango y sus diferentes denominaciones

El área del actual Municipio de Quetzaltenango es de 120 kilómetros cuadra- dos. Situado en el altiplano guatemalteco tuvo como ornamento natural en su parte sur tres volcanes: el antiguo Lajuj Noj (hoy conocido como Cerro Quemado y Cerro Candelaria), el Volcán Santa María que hoy se observa con facilidad, y el Volcán Siete Orejas. Este último, al igual que el Lajuj Noj, explotó por lo que en la actualidad solo queda de ellos un macizo montañoso.

En el actual Municipio se han localizado algunos sitios arqueológicos, siendo el más importante el ubicado en la finca “Arabia”, parte sur de la Ciudad que corresponde al periódico clásico y que se compone de una plataforma baja y rectangular, y en el que se han encontrado artefactos de uso doméstico esculpidos en piedra y un altar construido en la época de dominio K’iche’.

Según estudios del Doctor Francis Gall la ubicación de la antigua población Mam se encontraba en el sitio que hoy ocupa la Iglesia de la Transfiguración y su área aledaña.

El historiador Benny Suasnavar Barillas nos legó un “boceto histórico” en el que afirma que “la primera población en el actual sitio de la Ciudad fue fundado por el caudillo Chicom-Tecatl quien en el éxodo que sufrieron los antiguos Nahoas, quienes habiendo bajado de los Cuchumatanes habían fundado una ciudad que fue un gran centro de sabiduría y al que llamaron Nahotlan (Nahualá), pero que por inclemencias de la naturaleza tuvieron que marcharse hacia las regiones de los que hoy es Tabasco y Veracruz, y en ese peregrinaje el mencionado Chicom-Tecatl se separó del resto y fundó lo que hoy es Quetzaltenango, habiéndole dado el nombre de Mactatiquetzal, que significa “Diez Excelsitudes”.

Continúa exponiendo el señor Suasnavar Barillas en su documento histórico: “Mas tarde los K’iche’ conquistaron las tierras sobre las que se asienta la Ciudad guiados por Kikab Tamub (“Reunidor de enjambre”), aunque esta conquista llevó muchos años y fue finalmente completada por Nima Kikab o Kikab el Grande, llamando a la región como Palajunoj (“En los diez de la Plenitud”). Posteriormente la llamaron Xhelajuj (“Bajo los Diez”) ya bajo el dominio del Galel (capitán) Ixquín Nejaib. Este dominio k ́iché duró hasta la época de la conquista española”. El control incluía, además del territorio, la estratégica ruta comercial que comunicaba con la rica zona costera por la vertiente del Rio Samalá.

En el Titulo Real de don Francisco Ixquic Nehaib, fechado en 1558, se menciona la ciudadela del señorío Mam de Culajá (“Garganta de agua”), asentada en la altiplanicie que hoy ocupa la Ciudad de Quetzaltenango hasta la conquista por los señores de Gumarcaaj, los K ́iche ́s, hecho ocurrido hacia el año 1470.

En la Relación de guerras comunes entre K ́ichés y K ́akchiqueles de 1524 es mencionado el sitio como Xelahuh, época del Rey K´icab. Este texto agrega que el pueblo fue conquistado por los Zotziles y Tucuchés. En el Título de la casa Ixquin Nehaib, señora del Territorio de Otzoyá, presentado en calidad de prueba ante el antiguo juzgado privativo de tierras (siglo XVIII), el poblado es mencionado como Mam Chi Lahum Quiej. Otra denominación para el pueblo en el mismo título es el de Nimá Amac, que significa “pueblo grande”.

La denominación de Xelajú se deriva de las voces K ́ichés: Xe, prefijo que significa debajo de, y La Huh, que significa diez, seguramente en relación a las diez elevaciones orográficas que rodeen el Valle. Y el nombre de Quetzaltenango, que significa “en la muralla de los diez”, se lo dieron los Nahoas que acompañaron a los españoles durante la Conquista.

De lo anterior se puede colegir que el sitio que ocupa la actual Ciudad de Quetzaltenango ya había sido habitado por más de un milenio cuando la llegada de los españoles el viernes 12 de febrero de 1524, de manera que cuando éstos la ocuparon no se puede hablar estrictamente de una “fundación”.

Ilustración 4: Sitio en el que se estableció la ciudad de Quetzaltenango.

Origen del Municipio de Quetzaltenango

El territorio que hoy ocupa el Municipio de Quetzaltenango fue originalmente habitado por los Mames, según lo refiere el Titulo Real de don Francisco Ixquín Nehaib (1558); los Mames le denominaron al lugar Cunahá, o Culajá, que significa “garganta de agua”. Luego, en el Siglo XV los k’iche’ les invadieron y obligaron a abandonar el lugar, refugiándose los Mames en lo que hoy es San Marcos y Huehuetenango. Los k’iche’, una vez instalados denominaron al territorio como Xelahuh o Xelahuh Quiej, nombre que hace referencia a Xelajuj Noj, palabra compuesta por el prefijo “Xe” que significa “debajo de”, y “Lajuj Noj”, denominación con que se conocía al volcán que explotó en el año 1785, y que hoy conocemos como Cerro Quemado, situado muy cercano a la Pedrera en la salida hacia Almolonga.

El 15 de mayo de 1524 Pedro de Alvarado “funda” el pueblo en el lugar que hoy ocupa la Villa de Salcajá, asignándole el nombre náhuatl de Quetzaltenango, que significa “en las murallas del Quetzal”. El pueblo es trasladado 4 años más tarde a su sitio actual, según relato del cronista Francisco Vázquez. En el año 1572 la población era de 1,000 habitantes, según informe de Juan de Chávez, encomendero encargado de trasladar los tributos a la Real Corona.

Durante el periodo colonial hubo fuertes tensiones sociales en Quetzaltenango entre maceguales (indígenas pobres) que se oponían a los tributos, y los representantes de la colonia, apoyados por algunos indígenas que ostentaban cargos dirigenciales.

En el siglo XVIII Quetzaltenango formaba cabecera de corregimiento, oficializándose el Ayuntamiento de la Ciudad por Real Cedula del 24 de diciembre de 1805, nombrándose entonces como su primer Alcalde al señor Francisco de Gregorio y Pinillos. Quetzaltenango fue elevada a Ciudad según Decreto 69 de la Asamblea el 29 de Octubre de 1825 a propuesta de don Juan José Flores, hermano de Cirilo Flores quien fungiera provisionalmente como Jefe del Estado de Guatemala (en tiempos de la Federación de Estados Centroamericanos), ante la ausencia del Jefe de Estado Juan Barrundia. Cabe recordar que, a partir del 21 de abril de 1825, poco después de la ruptura de la alianza con el Imperio mexicano de Agustín de Iturbide se formó la Federación de Estados de Centroamérica, siendo su primer presidente don Manuel José Arce y su vicepresidente don Mariano Beltranena; y fungiendo como Jefe de Estado de Guatemala desde el 1 de octubre de 1824 don Juan Barrundia, liberal y hermano del Prócer de la Independencia don Francisco José Barrundia.

Por divergencias de criterio, liberales contra conservadores, el presidente Manuel José Arce mandó apresar al Jefe del Estado de Guatemala don Juan Barrundia el 7 de septiembre de 1826, asumiendo la Jefatura de Estado don Cirilo Flores, quetzalteco, quien ante la amenaza de invasión por parte de Arce decidió trasladar el gobierno a Quetzaltenango, en donde el 10 de octubre del mismo año fue linchado por una turba enardecida que, se dice, fue instigada por conservadores.

El sitio que hoy ocupa la Ciudad de Quetzaltenango ha sido habitado por más de 1,000 años, aun cuando no se han encontrado vestigios arqueológicos importantes que evidencien esta larga historia, seguramente porque no se ha hecho un trabajo de arqueología profesional.

Ilustración 5: Territorio ocupado por los mames, la región de Los Cuchumatanes, antes y después de la invasión quiché que se produjo durante el Postclásico Tardío. Diseño de Robert M. Hill II. Dibujo de Víctor Manuel Aragón.

La primera invasión del actual territorio de Quetzaltenango

Es de cuño normal acusar como la primera invasión del territorio de la actual Quetzaltenango a Pedro de Alvarado y sus huestes en 1524 durante la denominada “conquista”; y efectivamente fue una invasión que se ejecutó cometiendo atrocidades. Sin embargo poco se comenta que hubo una anterior invasión y conquista en estas tierras. Esta fue la que sufrieron los miembros de la etnia Mam, habitantes originales del territorio, quienes fueron “conquistados” por los K’iche’ cuando bajo el mando del Rey Kikab (sexta generación), se perpretó una invasión verdaderamente cruel y sanguinaria, tal como lo relatan los textos indígenas más reconocidos, entre ellos: el Pop Wuj, el Titulo de Totonicapán, el Titulo de los Coyoy, el Memorial de Tecpán Atitlán. Los expertos reconocen hoy que el no encontrar edificios o elementos arqueológicos de los Mames se debe a la destrucción que causaron los k’iche’ en la conquista del territorio. Consta también que los k’iche’ hicieron esclavos de los Mames, los cuales cedieron a los conquistadores españoles como “esclavos de rescate”.

El Rey Kikab, quien es conocido como “Kikab el Grande”, vivió de 1425 a 1475 y fue quien ordenó destruir o esclavizar a todos los que no fueran de su etnia. Los K ́ichés, como sabemos, son originarios de los Toltecas, quienes también se reconocieron como agresivos guerreros.

En el Pop Wuj se lee cómo se convocaron las diferentes tribus k’iche’ para atacar y subyugar a los Mames: “... se halaron unos a otros, se incitaron entre ellos todos, ni un grupo o dos se quede de nosotros ... volvieron a meditar todas las tribus, ¿qué hacemos para luchar?, porque en verdad es grande su nacimiento, dijeron y discutieron, ¿y solo nos ponemos a llorar?, matémoslos, nos equiparemos con flechas y arcos, ¿acaso no somos muchos?, nada, que no quede uno ni dos de ellos, dijeron entonces cuando tomaron una determinación...” .

En el Titulo de Totonicapán se hace esta referencia: “Kikab y C ́awisimaj hicieron una gran guerra. Capturaron y esclavizaron a todos los señores de las parcialidades C ́oyayil y Uxajavil. Trece de sus señores fueron tomados prisioneros y vinieron como esclavos y juntos con sus vasallos llegaron al Quiché donde los sacrificaron y agujerearon [...] los exterminaron aquí, no solo fue enfermedad lo queles dio, sino que sus huesos y cabezas fueron quebrantados por Kikab y C ́awisimaj.”.

En la traducción que hizo el eminente investigador histórico Adrián Recinos del Pop Wuj y sobre la invasión contra los Mames anota lo siguiente: “...estos pueblos (refiriéndose a los Mames) aborrecían a Kikab. El les hizo la guerra y ciertamente conquistó y destruyó los campos y ciudades... una o dos tribus no trajeron el tributo y entonces cayó sobre todas las ciudades y tuvieron que llevar el tributo ante Kicab y Cavizimach. Los hicieron esclavos, fueron heridos y asaetados contra los árboles y ya no tuvieron gloria ni tuvieron poder. Las ciudades fueron arrasadas hasta los cimientos...”

En el Titulo de los Coyoy se lee las ordenes del Rey Kikab a sus guerreros k’iche’: “debéis regresar, valientes guerreros, vosotros los conquistadores de los sitios fortificados, vosotros los destrozadores de las tierras, id y sed habitantes de las tierras, en los sitios fortificados de los pueblos vasallos, de modo que no lleguen allá otra vez”.

Y efectivamente, los Mames ya no volvieron a los sitios invadidos por los k’iche’ bajo el mando de Kikab. Fue ésta la primera invasión del territorio de lo que hoy conocemos como Quetzaltenango.

Ilustración 6: Incendio de Utatlán o Gumarcaaj (Quiché) ordenado por Pedro de Alvarado. Acuarela de Víctor Manuel Aragón.

Los K’iche’

Los k’iche’ son originarios de los Toltecas, habiendo salido de la legendaria Tula, México, en busca de nuevas tierras. Según su libro sagrado, el Popol Vuh, al abandonar Tula se encaminaron a tierras mesoamericanas en diversos grupos tribales, guiados por Balam Quitzé, Balam Acab, Mahucutah e Iqui Balam. (Otras fuentes documentales, además del Popol Wuj, son el Memorial de Sololá y el Titulo de los Señores de Totonicapán, todos escritos por nativos cristianizados).

Los k’iche’ se caracterizaron por ser valientes y aguerridos guerreros con lo que dominaron vastas regiones a su paso, venciendo y esclavizando a los que dominaban.

Al pasar el tiempo, y ya como sedentarios, por el año 1325 en que se asientan en Pismachí Cajol, cercana a la actual cabecera departamental del Quiché, recibieron influencias de las culturas maya y olmeca, aunque no participaron en el desarrollo histórico de estas sociedades.

La capital del pueblo K ́iché se denominó Gumarcaaj., lugar en que lograron una estratificación social muy bien definida, y una cultura bastante avanzada para su época. Su organización social k’iché era de tipo despótico-tributario, encabezada por una dirigencia hereditaria considerada “divina”, que era a su vez la que resguardaba los conocimientos y atributos de poder que se heredaba de manera patrilineal.

Hoy es la etnia indígena más numerosa de Guatemala, ocupando territorialmente gran parte del Altiplano occidental.

A su llegada a los territorios de la antigua K ́ulajá (hoy Quetzaltenango), los k ́ichés atacaron y vencieron a los Mames, antiguos residentes en este territorio, dominándoles y expulsándolos de sus tierras. Los Mames se retiraron a la actual San Marcos y a partes de la actual Huehuetenango.

Más tarde, con el fortalecimiento de la etnia Kakchiquel, los k’iche’ fueron perdiendo su hegemonía en la región, confrontándose, hasta que alrededor del año 1470, los k’akchiqueles dominaban los territorios, enemistándose, razón por la cual éstos se aliaron a los conquistadores españoles con los resultados consabidos.

Los kakchiqueles se establecieron en dos sitios: Iximché y Chuwa Nima’ab’aj (Jilotepeque Viejo); durante la época de la invasión española, los kakchiqueles se encontraban en luchas permanentes contra los Tzutuhiles.

Según el historiador Adrián Recinos, los k ́iches en su salida de Tula y llegada al actual territorio guatemalteco siguieron el curso del Rio Usumacinta para luego asentarse en el Altiplano occidental del país en tres parcialidades diferentes: las llamadas de Cavec, de Nihaib y de Ahau K ́iché; siendo la principal la de Cavec, de donde procedían los reyes absolutos de esta nación. Estas parcialidades a su vez conformaron una “federación”, a la que se conoce como Amak; y tres de estas federaciones Amak conformaron la denominada K’iché Vinak, siendo este estadio histórico con el que se enfrentaron los conquistadores españoles en 1524.

El reino K ́iché sucumbió ante la estrategia guerrera de los españoles debido a dos causas principales: la superioridad de las armas (pólvora, caballos y armaduras de hierro); y por la rivalidad entre k ́ichés y Kakchiqueles, cuando éstos últimos se aliaron a los españoles. Cuando la invasión de los españoles, los reyes k ́íchés, el Ahpop Oxib Queh y el Ahpop Camhá Belejeb Tzi, fueron ahorcados; y Gumarcaaj, su capital, fue quemada.

Hoy el pueblo K ́iché ha recuperado buena parte de su antigua gloria como una etnia de personas que demuestran altas capacidades en variadas ramas del conocimiento y del liderazgo nacional; en Quetzaltenango constituyen la mayoría de su población y la mayor parte de profesionales universitarios y empresarios de la localidad pertenecen a la etnia K ́iché.

El actual Departamento del Quiché, fundado el 12 de agosto de 1872, es uno de los más grandes del país (8,378 Kilómetros cuadrados), y uno de los más poblados (cerca de 800 mil habitantes), con 21 Municipios y su cabecera departamental denominada Santa Cruz del Quiché.

Ilustración 7: Monumento a Tekum Umam del Escultor Rodolfo Galeotti.

La batalla de Tekum Umam

Cuenta la tradición histórica que el legendario héroe indígena Tekum Umam murió en batalla en los Llanos del Pinal, Quetzaltenango, en febrero del año de 1524. A continuación, hago una breve relación de cómo era este poblado en la época, y de la forma en que aconteció la efeméride.

La antigua Culajá, habitada por los mames, se situaba en lo que hoy conocemos como el barrio de la Transfiguración en Quetzaltenango. El sitio se ubica en las faldas del cerro El Baúl, y de lo que fue el antiguo volcán Lajuj Noj (hoy conocido como Cerro Quemado). De esos dos promontorios descendían escorrentías de agua, y seguramente por ello los mames la conocían como Culajá, que en la lengua aborigen significa “garganta de agua”.

Poco antes de la llegada de los españoles a la región, los K’iche’ (de origen Tolteca- mexicano), invadieron la región obligando a los mames a abandonar el sitio, nombrando desde entonces a la antigua Culajá como Xe Lajuj Noj (hoy Xelajú). De manera que eran k ́iches, cuya capital política se situaba en Gumarcaah, quienes defendieron el territorio intentando frenar el avance de las huestes castellanas.

Por su parte, el Capitán Pedro de Alvarado, lugarteniente de Hernán Cortés, comandó un ejército que enfrentó a los indígenas; la primera de las batalles se dio en Xetulul (o Zapotitlán), la segunda en los Llanos del Pinal; y la tercera y decisoria en el Llano de Urbina. El primer sitio se encuentra en Retalhuleu; el segundo en el Municipio de Quetzaltenango, y el tercero en el Municipio de Salcajá.

La segunda batalla, la librada en los Llanos del Pinal, la relata la crónica indígena “Titulo de la casa Ixquin-Nehaib, señora del territorio de Otzoyá”; también documentada por el mismo Alvarado. En el título de Otzoyá se relata que Alvarado llegó al pueblo de Xetulul (que los mexicanos llamaron Zapotitlán), permaneciendo allí por tres meses conquistando “toda esa costa”. Al cabo de ese tiempo los indígenas despacharon correo a varios sitios, entre ellos Gumarcaah, capital del reino K ́iché, “avisándoles que venían ya los españoles a conquistarlos, para que se apreviniesen y estuviesen armados”. Luego “el rey de Chi Gumarcaah despachó a un gran capitán, llamado Tekum, nieto de Quicab, quien traía mucha gente, que eran por todos diez mil indios, todos con sus arcos y flechas, hondas, lanzas y otras armas con que venían armados”. “Y el capitán Tekum, antes de salir de su pueblo mostró su valor y su ánimo y luego se puso alas con que volaba y por los dos brazos y piernas venia lleno de plumería y traía puesta una corona (...) El capitán volaba como águila, era gran principal y gran nagual”.La segunda batalla, la librada en los Llanos del Pinal, la relata la crónica indígena “Titulo de la casa Ixquin-Nehaib, señora del territorio de Otzoyá”; también documentada por el mismo Alvarado. En el título de Otzoyá se relata que Alvarado llegó al pueblo de Xetulul (que los mexicanos llamaron Zapotitlán), permaneciendo allí por tres meses conquistando “toda esa costa”. Al cabo de ese tiempo los indígenas despacharon correo a varios sitios, entre ellos Gumarcaah, capital del reino K ́iché, “avisándoles que venían ya los españoles a conquistarlos, para que se apreviniesen y estuviesen armados”. Luego “el rey de Chi Gumarcaah despachó a un gran capitán, llamado Tekum, nieto de Quicab, quien traía mucha gente, que eran por todos diez mil indios, todos con sus arcos y flechas, hondas, lanzas y otras armas con que venían armados”. “Y el capitán Tekum, antes de salir de su pueblo mostró su valor y su ánimo y luego se puso alas con que volaba y por los dos brazos y piernas venia lleno de plumería y traía puesta una corona (...) El capitán volaba como águila, era gran principal y gran nagual”.

En la descripción que se hace de la batalla final entre Tekum y Pedro de Alvarado, ésta la describe así el mencionado Titulo de la casa Ixquin Nehaib: “y luego el capitán Tekum alzo el vuelo, que venía hecho águila, lleno de plumas que nacían de sí mismo, no eran postizas; traía coronas puestas de oro y perlas y diamantes. El capitán Tekum venía de intento a matar al Tunatiú que venía a caballo y le dio al caballo para darle al Adelantado y le quito la cabeza al caballo con una lanza. Como vio que el Adelantado no murió, sino el caballo, tornó a alzar el vuelo para arriba para desde allí venir a matar al Adelantado. Entonces el adelantado lo aguardó con su lanza y lo atravesó por el medio a este capitán Tekum”. Relata más adelante el Título: “y como vio el Adelantado que era muy galán este indio, lo estuvo mirando muy despacio. Venía lleno de quetzales y plumas muy lindas, que por esto le quedó el nombre a este pueblo de Quetzaltenango, porque aquí es donde sucedió la muerte de este capitán Tekum”. Sigue relatando que “luego persiguieron a los guerreros indígenas hasta darles alcance y a todos mataron; eran tantos que se hizo un rio de sangre en el “Olintepeque”, por eso le quedó el nombre de Quiquel (que en k ́iche significa sangre). De allí el nombre del actual rio Xequijel (teñido de sangre).

Ilustración 8: Área en la que se produjo el enfrentamiento entre españoles y quichés, en Quetzaltenango. Acuarela de Víctor Manuel Aragón.

Quetzaltenango y el Titulo del Ajpop Huitzitzil Tzunún

En la literatura Maya se encuentran textos que fueron escritos en castellano antiguo durante la época colonial y que narran algunas de sus tradiciones e historias vividas; para ello se trasladaron las ideas al papel con caracteres latinos. A estos escritos se les conoce como Títulos, a diferencia de los Códices mayas, los cuales fueron escritos antes de la Conquista, y en los que la escritura fue mediante glifos, los cuales no han sido aun totalmente interpretados. Entre los Códices más reconocidos se encuentran el de Dresden, el de Paris y el de Madrid (por el lugar en que actualmente se resguardan).

El Título que nos ocupa hace referencia a un hecho concreto: la solicitud de una élite de la etnia K ́iché, que solicita ante el Emperador Carlos V que se reconocieran sus títulos de nobleza y especialmente el dominio de sus tierras; pero para ello debieron reconocer previamente al Emperador español como su señor.

Es a causa de este Título que se conoce sobre una genealogía de gobernantes mayas y de su descendencia considerada como “divina”, razón ésta de su nobleza. Entre otros Titulos importantes se encuentran los conocidos: el Popol Vuj, el Titulo de los Señores de Totonicapán, los Anales de los Cakchiqueles. Se asume que otra razón por la que escribieron los mayas en caracteres latinos fue para conservar su cultura.

En el presente artículo hago referencia a un Título poco conocido, el del “Ajpop Huitzitzil Tzunún, don Martín Velásquez”, quien recibe la distinción, y con ello la propiedad del territorio que hoy ocupa buena parte del Municipio de Quetzaltenango, por haber sido quien venció y erradicó del sitio a la etnia Mam en un combate que se dio poco tiempo antes de la llegada de los conquistadores españoles. Se calcula que esto ocurrió unas 4 o 5 lustros antes de la conquista, entre los años 1470-1490.

Poco antes de la llegada de Pedro de Alvarado y su ejército al sitio que hoy ocupa Quetzaltenango, los K’iche’ ya habían desalojado violentamente del sitio a los Mames. Lo anterior está descrito en el Titulo del Ajpop Huitzitzil Tzunùn de fecha 20 de Octubre de 1567.

Este Título, escrito en español “antiguo” reconoce a don Martín Velásquez como principal y “cabeza del Calpul” del territorio que hoy ocupa Quetzaltenango. En el mismo Título queda claro la llegada de Alvarado en 1524, así como la definitiva rendición de los K`iches en 1529.

En el Titulo se lee: “Ahora, en veinte días del mes de Octubre del año 1567, en este Pueblo del Espíritu Santo de Quetzaltenango de la Real Corona que se llamaba Culajà (cuando allí vivían los Mames), estando juntos los Principales, Alcalde, Gobernador y cuatro Regidores y el escribano del Cabildo y delante de todos los Principales que vinieron de Santa Cruz K`iché a atestiguar este título-probanza de Don Martín Velásquez Ajpop Huitzitzil Tzunún poseedor de esta tierra y Pueblo de Quetzaltenango, y dueño de la tierra que como Capitán ganó con su fuerza a los Mames. Quedó don Martín Velázquez como dueño y Principal de un Calpul y las nueve Parcialidades”.

Se indica también en el mismo texto que el Titulo continuará para los hijos, nietos, tataranietos y demás de sus “causantes”.

Este Título indica con claridad que el territorio que hoy ocupa la Ciudad de Quetzaltenango fue un Calpul que perteneció a don Martín Velázquez, nombrado como Ajpop Huitzitzil Tzunún.

El Calpul era un caserío constituido por varias familias patrilineales o Chinamits. Este término es sinónimo a las actuales Parcialidades que encontramos en algunos territorios del país, como en Totonicapán.

El Título del Ajpop Huitzitzil Tzunún es importante pues permite conocer varios acontecimientos históricos de Quetzaltenango a la llegada de los españoles a Guatemala. Entre ellos, y recogiendo investigaciones que sobre el Título hizo el doctor Francis Gall, anoto a continuación algunos:

- Que sí existió el K`iché Tecún Umán quien murió en el paraje Chuipach del Llano del Pinal.

- Que la primer batalla entre Pedro de Alvarado y los K`ichés ocurrió en Xetulul o Zapotitlán.

- Que Alvarado venía bien armado con artillería, lanzas, espadas etc.

- Que Alvarado siguió la ruta que conduce por la cuesta de Santa María de Jesús en Palajunoj, pasando su ejército entre el Volcán Santa María y el actual Cerro Quemado (antes Volcán Lajuj Noj, cuya explosión ocurrió en 1765). Esta es la misma ruta que utilizaron los indígenas durante centurias en su tránsito del altiplano a la costa. Interesante es también que el Titulo indica que el primer obispo de Guatemala, licenciado don Francisco Marroquín midió en 1532 el terreno para la primera iglesia de Quetzaltenango, puesta bajo la advocación del Espíritu Santo, hoy Catedral de los Altos.

Compartir en: