Rodrigo Arias de Maldonado y Góngora; de Marques de Talamanca a fraile Bethlemita.
Publicado 08-06-23
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
Poco antes de morir el Santo Hermano Pedro de Betancurt, fundador de la orden de los Bethlemitas, nombró como su sucesor a Rodrigo Arias de Maldonado y Góngora, quien había llegado a Santiago de Guatemala después de renunciar a su cargo de Gobernador de Costa Rica en donde se distinguió, entre otros méritos, como fundador de los poblados de San Bartolomé y de San Francisco de Conamairí. En varias ocasiones logró pacificar a los indígenas de manera notable por su trato cordial y humanitario. En una de esas quedó abandonado por sus tropas, y fueron los mismos indígenas de Talamanca quienes le auxiliaron y llevaron a buen recaudo.
Rodrigo Arias de Maldonado nació Marbella, en el Reino de Granada, España, el 25 de diciembre de 1637, formándose como militar y funcionario de gobierno, actividades a las que se dedicó hasta llegar a ser Gobernador de Costa Rica. Su padre fue un importante funcionario de la corona.
El titulo de Marques de Talamana le fue concedido a Rodrigo Arias de Maldonado por la reina Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV cuando ella era la regente de su hijo menor Carlos II, en el año 1666. Este marquesado de Talamanca se extinguió al ingresar su titular al claustro como Fray Rodrigo de la Cruz; ninguno de sus parientes pagó los derechos de lanzas (textualmente lanzas que ofrecían al rey en caso de guerra), ni reclamó derechos sobre dicho título. Estos títulos de nobleza, según el Antiguo Régimen, eran parte de la organización estamentaria del reino, junto al clero y el pueblo llano. Cada título nobiliario poseía un blasón o escudo de armas y una divisa o lema que describía la motivación o conducta de la persona. Quien ostentaba un título nobiliario podía formar parte de la Corte del rey. Era, por tanto, una nobleza cortesana.
Cuando era el Gobernador de Costa Rica, Rodrigo Arias Maldonado, Marqués de Talamanca, era conocido como un valeroso capitán, frívolo y admirado por las mujeres por elegante y famoso y emparentado con los Duques de Alba.
Se cuenta que una noche se encontró en la calle con Pedro Betancur quien le habló sobre la vida cristiana, quedando Rodrigo impresionado por el mensaje, de tal cuenta que al dia siguiente le buscó en su pequeño hospital, quedando para siempre comprometido con el mensaje y la obra del hermano Pedro. Allí cayó el arrogante Marqués rendido ante la humildad y santidad de Pedro, despojándose de sus bienes y títulos para ser después de duras pruebas y constancia aceptado como discípulo de la recién creada “Orden Betlemita”. Poco antes de morir, el Santo Hermano Pedro de Betancur nombró a Rodrigo como su sucesor, reconociendo en él el celo y devoción por su compromiso; a partir de entonces fue conocido como Fray Rodrigo de la Cruz.
Por su relaciones fue Fray Rodrigo quien logró consolidar la orden Betlemita en América, luego de lograr la aprobación final de congregación por el Papa Inocencio XI. Fue por esas relaciones con la monarquía y personajes importantes del Reino de Guatemala, que Fray Rodrigo logró fundar 6 hospitales de convalecientes y 5 de curación en varios países; incluso creó una escuela de medicina en Ecuador.
Rodrigo Arias cambio su nombre y marquesado por el de fray Rodrigo de la Cruz cuando quedó como sucesor del Santo Hermano Pedro. Fue Fray Rodrigo de la Cruz quien promovió en Roma la autorización de la congregación, y quien fundó en Lima. Perú, una rama de la orden. Hoy existe en la Antigua Guatemala un hogar de ancianos que lleva su nombre.
Extraordinario personaje de nuestra historia que supo sacrificar una vida llena de lujo y placeres por un afán espiritual y de servicio a los demás.