Quetzaltenango, una de las primeras ciudades del mundo con alumbrado eléctrico
Fecha de publicación: 26-09-19
Quetzaltenango fue, a partir de ese momento (marzo de 1889), la primera ciudad en Centroamérica que tuvo alumbrado público en su Palacio Municipal y en el parque central.
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
A inicios del siglo XIX las ciudades más importantes del mundo, entre ellas Londres, Madrid, París y Nueva York, utilizaban farolas de aceite de ballena como luminarias para alumbrar sus calles por las noches. Ya entrado el siglo la iluminación se hizo con lámparas accionadas con gas (derivados de petróleo) lámparas que se utilizaron por vez primera en la calle Pall Mall de Londres, tan temprano como en 1807. En estos casos el encendido era complicado, y había que cuidar el suministro de combustible, lo que hacía la tarea fatigosa y riesgosa.
Es hasta 1875 cuando el ruso Yáblochkov inventa el “arco eléctrico” de electrodos de carbón, considerado el inicio de la iluminación eléctrica. Para 1881 la empresa Siemens de Alemania mejoró el sistema utilizando las lámparas de “arco diferencial”. La primera ciudad que utilizó alumbrado público de luz eléctrica de este tipo fue Timisoara, en Rumania, la que lo inauguró en noviembre de 1884. Es a finales del siglo XIX cuando surgen las lámparas incandescentes, con lo que se superaron los problemas que producían las anteriores tecnologías (irradiaban mucho calor). Actualmente se utilizan para la iluminación pública lámparas de vapor de sodio de baja presión, las que producen una luz monocromática, de fácil manejo y gran eficiencia; siendo las lámparas LED (light emitting diode) las de última generación y de rápida propagación en
prácticamente todo el mundo.
En Guatemala, en el año 1884, el señor Julio Novella constituyó la “Antigua Empresa del Norte”, que tenía su sede en la Finca El Zapote, misma que obtuvo en 1887 el permiso del Gobierno Municipal de la Ciudad para suministrar alumbrado eléctrico a la capital del país. Poco tiempo antes el Ayuntamiento de Quetzaltenango conoció, según reza Acta del 21 de mayo de 1886, “…oficio de la Jefatura política, remitiendo un expediente iniciado por don Julio Novella en 1883 sobre extender el alumbrado público a esta Ciudad…manifestando el Ayuntamiento (de Quetzaltenango) acoger la idea con el entusiasmo que le produce todo lo que tienda al adelanto y ornato de la Ciudad”. El señor Novella ya había firmado, como indicado antes, un convenio con la Municipalidad de Quetzaltenango el 13 de marzo de 1883, que le daría el derecho de instalar un alumbrado público. Sin embargo, esta propuesta no se llegó a realizar, con lo que el convenio quedó anulado.
Tiempo después, el 29 de octubre de 1887 la Municipalidad de Quetzaltenango firmó un contrato con el ingeniero Juan Luis Buerón, quien constituyó una empresa para la que invitó a varios inversionistas para capitalizarla mediante la adquisición de “bonos”, la mayor parte de los cuales compró don Juan Aparicio Mérida. El ingeniero Juan Luis Buerón importó el equipo y compró los terrenos contiguos al río Samalá, en jurisdicción de Zunil, donde se instaló la hidroeléctrica, pero el ingeniero Buerón no pudo asumir el compromiso financiero por lo que vendió la empresa (maquinaria y terrenos) a la familia Aparicio, la que pagó por esta veinte y ocho mil seiscientos pesos, poniéndola a funcionar proveyendo electricidad a la Ciudad de Quetzaltenango a partir de marzo de 1889 cuando quedó “inaugurado el servicio con 80 focos”. Quetzaltenango fue, a partir de ese momento, la primera ciudad en Centroamérica que tuvo alumbrado público en su Palacio Municipal y en el parque central.
A principios del siglo XX la familia Aparicio trasladó sus bienes, incluida la hidroeléctrica de Zunil –por razón de dificultades financieras– a una familia alemana, bienes que les fueron expropiados y confiscados con motivo de la Primera Guerra Mundial. Ya en poder del gobierno central, este trasladó la empresa a favor de la Municipalidad de Quetzaltenango, la que años después creó una “Empresa Eléctrica Municipal”.
La hidroeléctrica de Zunil sigue funcionando hasta la fecha, ¡desde hace 130 años!, con una capacidad instalada de 750 KWA.