Destitución del Presidente de la Audiencia en 1799 por contubernio de negocios

Publicado 28-07-22

Ejemplar decisión tomada en “tiempos coloniales” que hoy debiera imitarse para corregir el comportamiento de algunas autoridades y con ello el rumbo del país.

Por: Roberto Gutiérrez Martínez

En el año 1796 la monarquía española firmó con el directorio francés el tratado de San Ildefonso, en el que Francia y España se unían en oposición a los ingleses y su poderío militar-naval. Ello fue causa para que los ingleses tomaran represalia, decidiendo boquear el comercio transatlántico del imperio español con sus colonias. Para contrarrestar el efecto negativo en el comercio, al año siguiente, -1797-, la monarquía hispana aprobó una política de “comercio libre” con los países neutrales en el conflicto, abriendo la oportunidad de utilización de puertos mas allá de los tradicionales de Cádiz y el del rio Guadalquivir en Sevilla.

Inmediatamente el empresario Juan Bautista de Irisarri, padre del escritor Antonio José de Irisarri, aprovechó la apertura, importando productos adquiridos en Filadelfia que transportó en tres barcos para comercializar la mercadería en el Reino de Guatemala, (en su capital), en Sonsonate, en puertos de Nueva España y en varios países de sur-américa como El Callao, en la costa peruana. Para ello contó Irisarri con el favor y apoyo del Capitán General y Presidente de la Audiencia José Domás y Valle, de quien se dice fue socio comercial de Juan Bautista de Irisarri.

Lo cierto es que esa política de libre comercio no favoreció a la corona hispana y al contrario, fue aprovechada por comerciantes de los Estados Unidos e incluso de ingleses, con lo que la monarquía española decidió abrogarla, cancelándola, pero el Capitán General Domás y Valle, para proteger a su amigo y seguramente asociado Irisarri, dispuso derogar la abrogación, postergándose hasta la llegada del siguiente Capitán General González y Saravia quien la canceló en definitiva. Ello fue causal para que la monarquía destituyera al Capitán General José Domás y Valle, quien desde 1794 era el Presidente de la Audiencia de Guatemala.

Mientras esto sucedía, Juan Bautista de Irisarri pudo liquidar la mercadería que, de no haber sido por el favor otorgado por el Capitán General Domás y Valle, le hubiera causado una enorme pérdida.

Ese conflicto se vivió también entre socios del Consulado de Comercio, en donde otro coterráneo de Irisarri, el señor Isasi, quien no había aprovechado la oportunidad de comerciar durante la corta vida de la normativa de “comercio libre” y sintiéndose afectado por la competencia ventajosa de Juan Bautista de Irisarri, le entabló pleito.

En Quetzaltenango Domingo Gutiérrez Marroquín también supo aprovechar la oportunidad, y conocedor como era de la distribución de productos importados a la región de Occidente del país, comerció durante el tiempo de vigencia del “comercio libre”, con lo que aumentó su patrimonio. Pero dejó de hacerlo al suspenderse la libertad de comerciar, y por la oposición del Consulado de Comercio el que monopolizó el comercio exterior en beneficio exclusivo de un pequeño grupo de empresarios de la Capital.

Lo interesante y destacable de esta historia es que el Capitán General y Presidente de la Audiencia, siendo la autoridad mas importante del Reino de Guatemala, fue destituido por la Corona debido a no acatar una resolución emanada desde el Consejo de Indias. Ejemplaridad que denota que en la época se castigaba el incumplimiento de la norma, no importando el puesto que ostentara el infractor; asunto que hoy en nuestro medio no se ve; todo lo contrario, muchas veces se premia al que investido de autoridad toma ventaja de su cargo en detrimento de la ciudadanía y en clara violación a las leyes. Baste ver el comportamiento de algunos ministros, diputados y funcionarios menores que, protegidos por instituciones que debieran velar por el respeto a la norma, la ignoran en beneficio de políticos y autoridades corruptas.

Francisco Roberto Gutiérrez Martínez

Quetzaltenango, 28 de julio de 2022

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