De cómo llegamos a ser súbditos del Emperador Agustín I de Iturbide
Fecha de publicación: 13-02-20
Quetzaltenango y Guatemala formaron parte del “imperio mexicano”.
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
Durante la guerra de los siete años entre Inglaterra y la alianza de Francia y España, (1756-1763), los ingleses invadieron Cuba en agosto de 1762, despojando a la España borbónica de un enclave estratégico para la defensa de sus colonias en América. A partir de ello el monarca de España, Carlos III, decide reforzar sus ejércitos con las llamadas “milicias de criollos” para la defensa de sus intereses en tierras americanas; ello dio la posibilidad a las élites americanas de un cauce a movimientos independentistas. Y así ocurrió en el virreinato de Nueva España con la Conspiración independentista de Valladolid, (hoy Morelia) Michoacán en 1808, en la que Agustín de Iturbide denuncia y persigue a sus dirigentes.
Agustín de Iturbide (1783-1824) fue un criollo, hijo de vascos y nacido en Valladolid, Michoacán, lugar en el que sus padres poseían tres haciendas y dos casas. De joven formó parte de las milicias de la monarquía española, adquiriendo fama como buen y aguerrido militar; más tarde se pasó al bando contrario, promoviendo la independencia de México como veremos a continuación.
En 1820 Agustín de Iturbide es enviado por el ejército español a combatir al insurgente del sur, Vicente Guerrero. Pero una vez que le retiene, Iturbide le convence a que juntos implementen el Plan de Iguala; y el día 24 de febrero de 1821, lo proclaman. El plan incluía tres garantías: la religión católica como única, la unión de los pueblos y la monarquía. Para ello invitaron al monarca español Fernando VII a que asumiera como Rey de México, pero ante la negativa de Este, Iturbide se autoproclama como Emperador Agustín I de Iturbide.
Una vez como Emperador, Iturbide invita a Quetzaltenango y las demás Provincias del virreinato a formar parte del Imperio Mexicano. Quetzaltenango acepta serlo tan pronto como el 15 de noviembre de 1821, enviando como su Diputado a la Corte Imperial al Doctor Cirilo Flores, quien solicita a Iturbide apoyo militar para defenderse de un posible ataque de la Capital (Guatemala) con la que mantenía confrontación, especialmente por razones económicas. Para ello Iturbide envía al Brigadier General Vicente Filísola a Chiapas en donde se acantona. Ante la presión de Iturbide, también la Capital de Guatemala se anexa al Imperio de Iturbide en enero de 1822 fundamentándose en el “Plan Pacífico” organizado por la familia Aycinena, quienes buscaban mantener el statu quo y no perder los privilegios de la aristocracia guatemalteca. O sea que la razón de la anexión a México fue por diferentes motivos para Quetzaltenango y para la Capital; pero en el fondo ambos territorios –y sus habitantes– fueron parte del Imperio mexicano de Agustín I de Iturbide.
Debido a sus actitudes despóticas Agustín I de Iturbide se vio obligado a abdicar el 19 de marzo de 1823, viajando luego a Europa de donde decide volver un año después a México en donde es fusilado el 19 de julio de 1824 en el pueblo de Padilla, Tamaulipas. Caído el Imperio mexicano, en Guatemala se decide acometer la resolución que se había establecido en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de 1821, y se instala finalmente la Asamblea Nacional Constituyente el 24 de junio de 1823 en la sede de la Universidad de San Carlos (actual MUSAC) con 41 representantes y sin la concurrencia de los Diputados de Comayagua, Nicaragua y de Costa Rica, quienes se incorporaron hasta que las tropas del Ejército de México abandonaron Guatemala.
Guatemala fue durante un año y meses del Imperio mexicano y los guatemaltecos súbditos del Emperador Agustín I de Iturbide. Y a partir de 1824 y hasta 1839 parte de la República Federal de Centroamérica.