Apuntes en relación al bicentenario de la Independencia: sus causas. Vivencia en Quetzaltenango
El Estado de Los Altos solo duró solo dos años, debido a que en abril de 1840 el brigadier Rafael Carrera y Turcios lo invadió y fusiló a su Concejo Municipal en pleno.
Fecha de publicación: 22-04-21
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
En la historiografía contemporánea —la mayoría británica y norteamericana— se propone como causantes de la Independencia —o secesión de Guatemala de España— tres motivos: la influencia de la filosofía racionalista de la Ilustración; las “revoluciones atlánticas” —especialmente de Haití, 1791-1804, y Estados Unidos de América. 1775-1783—; y la Revolución francesa, 1779-1789. Y seguramente algo tuvieron que ver dichos asuntos. Pero lo que verdaderamente causó los movimientos independentistas o de secesión del Reino de Guatemala contra la monarquía hispánica a la que pertenecía, fueron los acontecimientos en la península ibérica del año 1820, derivados de la rebelión del coronel Rafael de Riego, quien obligó, en enero de ese año al monarca Fernando VII a restituir la Constitución de las Cortes de Cádiz, las que daban mayor autonomía y menos cargas impositivas a todos los pobladores de los diferentes territorios de la península y de ultramar, reinos que integraban la monarquía hispánica, siendo Guatemala, aunque separada físicamente, uno de ellos. Esto dio origen a una revolución que duraría cuatro años y que dio cauce a que líderes en América, rescatando el sentir de los pobladores, promovieron movimientos llamados “independentistas”, como los que a continuación se refieren.
Por una parte y desde México el Plan de Iguala o Trigarante, que resultaría en el breve Imperio de José I de Iturbide (1821-1823). En Guatemala el Plan Pacífico, liderado por un pequeño grupo de aristócratas guatemaltecos que igualmente buscaban la continuidad del ‘statu quo’ de los 300 años de “colonia” o época hispano-guatemalteca. Y en Totonicapán la Rebelión indígena dirigida por Atanasio Tzul y Lukas Aguilar, la que obedeció fundamentalmente a la oposición al cobro de tributos que habían sido abolidos a partir del levantamiento de Rafael de Riego antes mencionado.
A los pocos meses de la firma del Acta de Independencia, primero Quetzaltenango (el 15 de noviembre de 1821), y luego la capital de Guatemala (el 5 de enero de 1822) se unieron al Imperio mexicano de Iturbide, de muy corta vida; y cuando este cayó, en marzo de 1823, Guatemala retomó lo establecido en el Acta independentista (punto No. 2), convocando a un Congreso constituyente que derivó en la conformación de la Federación de Repúblicas de Centroamérica, en la que se dieron los cambios políticos que finalmente desembocaron en la configuración de estados independientes.
En lo que respecta a Quetzaltenango, el Acta de Independencia de 1821 se conoció hasta el siguiente domingo, día 23 de septiembre, cuando el alcalde don Manuel Martínez Aparicio diera lectura a la misma ante el pueblo —previamente convocado— de dicha Acta de Independencia en el Parque a la Juventud (hoy Parque a Centroamérica), la que después de leída fue entregada simbólicamente al síndico primero, señor Quijivix. En ese mismo evento el pueblo exigió la renuncia del corregidor de Quetzaltenango, el señor Juan José de Echeverría, quien inmediatamente dimitió. Con este acto se confirma una tradición cultural hispánica y asumida en Guatemala: la del “pactismo escolástico”, que se fundamenta en que el poder reside en el pueblo, y por lo tanto la autoridad se subordina al mismo. Esta tradición hispánica viene desde san Isidoro de Sevilla, del siglo VI.
Como antes indicado, Quetzaltenango se anexó al Imperio mexicano de Agustín de Iturbide, bajo la expectativa de buscar apoyo de ese imperio ante la imposición y control que la capital de Guatemala, y específicamente el Consulado de Comercio, ejercían sobre el comercio y la autonomía de Quetzaltenango. El doctor Cirilo Flores fue designado como representante de Quetzaltenango ante el Imperio mexicano, quien solicitó a don Agustín de Iturbide dicho apoyo, con lo que este envió a Vicente Filísola a Chiapas, para “persuadir” al gobierno de la capital de Guatemala a disminuir dicho control. Filísola entró al territorio guatemalteco en diciembre de 1821 obligando al capitán general, y para entonces presidente interino de Guatemala, Gabino Gaínza, a anexarse también al Imperio mexicano, asunto que desde el Plan Pacífico era apoyado.
En 1824 el jefe Político de Quetzaltenango, don Joseph de Suasnavar, presentó solicitud formal para constituirse en un Estado independiente, asunto que fue denegado por los diputados de la capital que hacían mayoría en el Congreso.
No fue sino hasta el 2 de febrero de 1838 cuando, días antes de la caída del gobierno del doctor Mariano Gálvez, Quetzaltenango se declara como Sexto Estado o Estado de Los Altos, con su capital en Quetzaltenango y presidido por don Marcelo Molina y Mata. Como sabemos, el Estado de Los Altos solo duró solo dos años, debido a que en abril de 1840 el brigadier Rafael Carrera y Turcios lo invadió y fusiló a su Concejo Municipal en pleno.