Razón por la que Quetzaltenango pasó en pocos años de ser un pequeño pueblo a Capital de Estado.
Este importante cambio poblacional tuvo repercusión en la economía.
Fecha de publicación: 26-08-21
Por: Roberto Gutiérrez Martínez
En 1575, pocos años después de que Pedro de Alvarado rebautizara a la antigua Xelajuj Noj con el nombre náhuatl de Quetzaltenango, el pueblo contaba con una población de apenas 4 mil 300 habitantes.
Doscientos treinta y cinco años después, en 1770, la población de Quetzaltenango alcanzaba 7 mil 93 habitantes, de los que un 10 por ciento eran ladinos. Para entonces, la población de todo el Reino de Guatemala (la Capitanía General) era de cerca de un millón de habitantes en sus 576 kilómetros cuadrados; muchos, residentes en las ciudades de Santiago de Guatemala y Ciudad Real, Chiapas (hoy San Cristóbal las Casas), y la gran mayoría dispersos en áreas rurales.
En 1773, debido a los terremotos de Santa Marta, en Santiago de Guatemala, la mayoría de su población, cerca de 30 mil personas que residían en ella, hubo de emigrar al Valle de la Ermita, en donde se instaló la Nueva Guatemala de la Asunción; un grupo importante se trasladó al oriente del país, para entonces muy despoblado, y un grupo de funcionarios y comerciantes hacia Quetzaltenango, provocándose un importante cambio en términos sociales y económicos. De tal cuenta, la población de Quetzaltenango aumentó a 9 mil 465 habitantes a inicios del año 1800 —un aumento de 2 mil 372 personas—, lo que significó un crecimiento mayor en 28 años que en los 200 años anteriores. También cambió la composición social, pues para 1800 un 37 por ciento de los habitantes eran ladinos y 63 por ciento indígenas.
Este importante cambio poblacional tuvo repercusión en la economía, tomando en cuenta que se construía la Nueva Guatemala de la Asunción, lo que requería de insumos variados y en cantidades ingentes, muchos de los cuales fueron proveídos por Quetzaltenango. Así, de la tradicional crianza de ovejas y producción de lana se aceleró la producción de ropa (llamada “ropa de la tierra”); de la producción de trigo se inició la fabricación de harinas y sus derivados; de un ordinario aguardiente de maíz se pasó a fabricar licores de mejor calidad. Estos y otros productos, sumados a materiales de construcción (cal, madera), y alimentos —especialmente hortalizas y granos—, todo ello para suministrar a la Nueva Guatemala de la Asunción, dieron a Quetzaltenango una gran oportunidad económica, creciendo en importancia y en capacidad productiva.
Pero hubo un tropiezo: el Consulado de Comercio, entidad esta que controlaba e imponía impuestos al comercio interprovincial y hacia la península hispánica, lo que inhibía el crecimiento económico de Quetzaltenango. Y no solo eso, sino que además facilitaba la importación de productos ingleses, la ropa entre estos, que competían con los producidos en Los Altos. Debido a ello, los líderes de Quetzaltenango iniciaron una lucha por liberarse de aquel control que asfixiaba su desarrollo. Y como primer paso lograron que en diciembre de 1805 Quetzaltenango adquiriese su “fuero de soberanía”, al autorizarse el 1er. Ayuntamiento de españoles. Y pocos años después, por alcanzar mayor autonomía, buscaron convertirse en Intendencia, entidad esta que otorgaba capacidades casi equivalentes a la Capitanía, en términos de autonomía fiscal, jurídica y económica. Para ello se nombró al presbítero José Cleto Montiel, cura de Momostenango, como diputado a las Cortes de Cádiz, a las que llega tardíamente, cuando estas ya habían sido canceladas, en 1814, al regreso al trono de Fernando VII. Sin embargo, la gestión continuó hasta que en 1819 —cuando aún era capitán general Bustamante y Guerra— se deniega la solicitud.
Quetzaltenango continuó la lucha por esa aspiración autonómica, y en 1824, amparados en lo que la Constitución Federal preveía, solicitaron por intermedio del jefe político José Hilarión Suasnavar el conformarse como un Estado independiente —el Estado de Los Altos— a lo que los diputados de la capital, haciendo mayoría, se negaron, aduciendo que “no hay personas capaces…”.
Nuevamente se hace el planteamiento de “forma diplomática” en 1836, pero el presidente doctor Mariano Gálvez no apoya la moción, frustrando nuevamente la aspiración autonómica de los altenses. No es sino hasta el 2 de febrero de 1838 cuando, con motivo de la caída del gobierno del doctor Mariano Gálvez, se declara finalmente la autonomía como Sexto Estado de la Federación de Centroamérica, autonomía que, como sabemos, fue anulada por las armas por Rafael Carrera, quien de manera inhumana fusila al Concejo Municipal en pleno, luego de haber hecho previamente prisionero al Presidente del Estado de Los Altos.
Lo destacable de este resumen histórico es que Quetzaltenango adquirió su importancia social, política y económica a partir del terremoto de Santa Marta, el que destruyó a Santiago de Guatemala, lo que motivó que un grupo de comerciantes se trasladase a Quetzaltenango, con lo que su crecimiento se aceleró de manera importante, frenado únicamente por el control del Consulado de Comercio. Por ello, al poco tiempo de la firma del Acta de Independencia, Los Altos se anexa al Imperio mexicano de Iturbide y declara “… su voluntad de desunión al Gobierno de Guatemala, y que este quede convencido ser sus votos de desunión de aquel…”.