Contrastes en el desarrollo de la metrópoli y el interior del país
“El desarrollo seguido a la fecha no ha sido efectivo ni equitativo”
Julio 2008
Nuestro país está dividido por regiones, siendo la Región VI, la conformada por los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá, Retalhuleu y Suchitepéquez, con una población total del 24 por ciento del país, prácticamente equivalente a la de la Región I, que incluye únicamente al departamento de Guatemala, y que cuenta con un 22 por ciento de la población del país.
Pero a pesar de su correspondencia en cuanto a población, las diferencias en inversión y desarrollo son abismales. Así, cuando se analiza la equidad distributiva (mediante el análisis del índice de Desarrollo Humano del ingreso), encontramos una gran disparidad, pues en el departamento de Guatemala este indicador es de 0.73, mientras que en la Región VI es de únicamente 0.567, siendo 1.0 el indicador de la mejor equidad distributiva.
Un segundo indicador económico, el de los Precios al Consumidor (IPC), que mide la inflación, demuestra que el IPC es levemente mayor para la Región VI que para el departamento de Guatemala (Región 1).
Otro indicador que con contundencia informa sobre la disparidad entre la Región 1 (departamento de Guatemala), y la Región VI (con seis departamentos), es el de la distribución de la producción nacional, en el que un 48 por ciento corresponde a la Región 1, mientras que únicamente un 15 por ciento a la Región VI, indicador que cuando se mide por el Producto Interno Bruto per cápita (por persona), para la Región 1 es tres veces mayor que para la Región VI.
La pregunta obligada es, ¿cuáles son las razones de estas disparidades? La respuesta la encontramos al analizar la distribución del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado, que refleja los criterios de inversión del Estado, y que demuestra que a la Región I se le ha asignado 3.5 veces más que a la Región VI. Este dato es sumamente significativo, pues el presupuesto del Estado es el instrumento más relevante para la promoción del desarrollo del país, y con estas cifras queda muy claro que a la fecha todos los gobiernos han privilegiado el desarrollo de la Región 1 en detrimento del resto del país.
Y la tendencia continúa, pues mientras que para 2007 el presupuesto a favor de la Región I fue de Q9 mil 700 millones, para 2008 éste ascendió a Q13 mil millones, es decir, creció en un 34 por ciento; mientras que para la Región VI el presupuesto disminuyó, bajando de Q2 mil 600 millones a Q2 mil 500 millones, es decir, disminuyó en un 2.9 por ciento. Esto se traduce en que mientras que en la capital se invertirían Q3 mil 400 por persona, en el departamento de Totonicapán, por ejemplo, se invertiría únicamente Q538 por persona, y en Suchitepéquez Q730.
Y cuando el análisis se enfoca más puntualmente en el impacto de la inversión social, específicamente en educación y salud, los datos son contundentes: mientras en la Región 1 el analfabetismo es de un 10 por ciento, en Sololá alcanza un 45 por ciento; o mientras que en la Región 1 se invierte en salud el 52 por ciento del presupuesto del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, en la Región VI se invierte únicamente un 13.7 por ciento.
Todo lo anterior explica por qué en la Región 1 la pobreza total llega a solamente un 16.3 por ciento, mientras que en la Región VI alcanza a un 59.4 por ciento.
De alguna manera estas tremendas disparidades devienen de la baja calidad de las instituciones del Estado, en cuya medición Guatemala ocupa el puesto 109 de 184 países medidos, a lo que se agrega los altos niveles de corrupción. No es por casualidad que la población guatemalteca percibe a nuestro país como uno de los más corruptos del mundo.
Todo lo anterior demuestra que el estilo de desarrollo seguido a la fecha no ha sido eficiente ni equitativo, por cuanto ha privilegiado a la Región 1, y aun así no ha logrado reducir en esta las carencias graves que padece. Seguramente el modelo de gestión tampoco ha sido eficiente.
Se requiere, por tanto, un cambio de estrategia en la inversión en el país, si queremos construir una nación con equidad, oportunidades y democracia real.