Un esfuerzo innovador en Quezaltenango, ícono de la ciudad.
Febrero 2008
Cuando utilizamos el término “cultura” podemos asumir, por lo menos, tres acepciones. Una, la que hace referencia al acervo de conocimientos de una persona, y decimos que es “culta” o de amplia cultura cuando sabe de temas variados. Otra acepción tiene que ver con las manifestaciones de las bellas artes, como la música o el teatro, o la literatura, o la pintura y escultura, llamando a todo ese conjunto como “expresiones culturales”. Y una tercera es la que hace referencia como “cultura” a las costumbres, las tradiciones y las formas en que las personas actúan cada día en sus relaciones humanas. Así, decimos que la cultura de un pueblo tiene tales o cuales costumbres, que consideramos diferentes a las de otro pueblo o nación. Estas costumbres pueden ser de toda índole, desde lo culinario, pasando por la vestimenta y los bailes tradicionales, hasta formas de comportamiento con la familia o los amigos.
Las tres acepciones de cultura son igual de importantes, y las personas y los pueblos las viven simultáneamente. Y las tres poseen sus propias dinámicas, de manera que varían en el tiempo, así como también se trasladan y traslapan de un pueblo a otro, con influencias que se transmiten por diversos medios como la música, los viajes, o por los medios de comunicación, especialmente la televisión y el cine.
En Guatemala se viven las tres formas en que entendemos la cultura y, felizmente, de manera muy variada y profunda. Contamos con personas doctas en conocimientos, especialmente en los centros de enseñanza superior y de investigación, entre profesionales y diversos grupos. Contamos con artistas en todas las ramas de la plástica, la música y la literatura, muchos de ellos verdaderamente excelentes. Y contamos también con formas culturales variadas, casi siempre relacionadas con las etnias que convivimos en el país, y que le dan una riqueza enorme en muchos aspectos, que van desde cosmovisiones diferentes, hasta aspectos de tecnología muy puntuales.
Me parece que entender esa riqueza de expresiones, así como que la cultura abarca esas opciones expuestas, es fundamental para comprender que la cultura, en su conjunto, es uno de los activos más importantes de nuestro país, y por lo cual es diferente al resto de países vecinos y del mundo. Y esa valoración es la que permite generar interés por conocer el país y sus habitantes, es la razón del turismo receptivo, que es, y lo será mucho más en el futuro, fuente de riqueza, de crecimiento económico, crecimiento que podemos hacer sostenible.
Pero para lograr esa sostenibilidad de la cultura, por su valor intrínseco como tal, y como fuente de riqueza y de ingresos económicos al país, es necesario que los guatemaltecos reconozcamos que la misma es fundamental y vale la pena protegerla y promoverla. Y una de las entidades responsables de ello es el Ministerio de Cultura y Deportes, que debe saber apreciar ese potencial, y administrarlo de manera inteligente y cuidadosa, para garantizarnos un futuro en el que la guatemalidad se preserve, y el resto del mundo nos vea como somos.
En Quetzaltenango se ha organizado desde hace unos años un Centro para el Desarrollo Intercultural y Deportivo, que busca ser un lugar de encuentro entre culturas de la región occidental, así como un espacio para la manifestación de diversas artes. Este Centro para el Desarrollo Intercultural y Deportivo se ubica en lo que antiguamente fue la Estación Terminal del Ferrocarril de los Altos, que funcionó únicamente tres años (1930–1933), y donde más tarde se estableció una brigada militar (1954–2005). El Centro para el Desarrollo Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango se está constituyendo en un ícono de la ciudad, en un atractivo más para mover a conocerlo y disfrutar de los museos y actividades que en él se presentan. Un atractivo turístico. Es, en definitiva, una forma de hacer que aspectos culturales de la localidad fortalezcan la economía de la región.
En Quetzaltenango sus principales actividades económicas están alrededor de la educación, la salud, y el turismo; y cada una de estas actividades mueve una serie de servicios complementarios. Y esas tres actividades económicas se hacen sinergias positivas, y las tres requieren de un sustrato cultural a partir del cual se fortalecen. Y ese sustrato cultural es la suma de las costumbres, de las expresiones artísticas, y de los conocimientos que las personas sabias saben preservar y transmitir.
El fortalecimiento y la correcta administración de este conjunto de temas es función del Ministerio de Cultura y Deportes. Y su misión debe encaminarse hacia el entendimiento de esta realidad, y a su respetuosa pero decidida promoción.