En anterior columna (el Periódico, 11/junio), bajo el título: Las diez funciones del Estado, enlisté lo que a mi criterio son las principales responsabilidades del Estado guatemalteco. Hoy me permito, como complemento a la anterior, sugerir los grandes temas en los que se falla.
1. Seguramente la que más contribuye a las disfuncionalidad del Estado guatemalteco es su sistema político, el que debiera sustentarse en partidos políticos con filosofía, doctrina y organización, lo cual está lejos de ser nuestro caso. Y con funcionarios en Gobierno con capacidades, formados dentro de un servicio civil moderno y estructurado, asunto que tampoco se da actualmente en Guatemala.
2. Una segunda debilidad de nuestro Estado es la total falta de transparencia, lo que sin duda se debe a una cultura permisiva, poco participativa en los asuntos del Estado, y especialmente por la débil institucionalidad.
3. Debilita al Estado la baja inversión en “desarrollo humano”, y lo poco que se hace es de baja calidad y sin criterios de focalización, temporalidad y calidad, asuntos estos centrales para que la inversión sea efectiva.
4. La debilidad fiscal del Estado es argumento recurrente; sin embargo ha habido incapacidad en liderar un acuerdo social que permita perfilar un pacto fiscal viable, asunto en que siempre pesa la falta de transparencia de los gobernantes, y la débil “ciudadanía fiscal” de los gobernados.
5. Aunque la dirección económica no es competencia del Estado (Gobierno), sí lo es facilitar las condiciones en aspectos de predictibilidad legal y fiscal, en generar una infraestructura que facilite la inversión, y en crear un clima de seguridad; todo ello en la búsqueda de generar empleos.
6. Otro elemento central en el que el Estado guatemalteco no ha hecho su tarea es en lo relativo al cuidado y en su caso la recuperación del “medio ambiente”, y ello a pesar de que nuestro país es de los más vulnerables del mundo. La deforestación continúa agresivamente, la contaminación de ríos y lagos es patética, y las ciudades se “ahogan” entre humos y ruidos.
7. No se ha tenido una estrategia para fortalecer la ciudadanía, sus deberes y derechos; se ha fallado en promover un clima que favorezca la interculturalidad, la confianza y la solidaridad. Más bien desde lo político se ha optado por el divisionismo y antagonismo como “estrategia” de poder, lo que al final provoca anarquía y lo contrario a una ciudadanía comprometida y, por tanto, responsable.
8. El centralismo sigue siendo la divisa que orienta la inversión, la dirección política, económica y social del país. Se ha descuidado, por miopía, la importancia de promover el desarrollo de las provincias mediante hacerlas competitivas, modernas y más desarrolladas. De seguir con la alta ruralidad y pobreza en el interior, la migración a la capital hará en el futuro de esta un sitio invivible.
9. Un tema que en los últimos tiempos la ciudadanía argumenta como el más importante de la Nación es la inseguridad, asunto que se concita con la debilidad y poca transparencia del sistema de justicia.
10. Por último, una debilidad del Estado, en este caso de todo el conjunto que lo conforma, ha sido la incapacidad de las elites para convocarse y avanzar en varios de los temas que provocan esa grave debilidad del estado guatemalteco.