La educación es demasiado importante

“La educación debe ser vista como un sistema”

Noviembre 2006

La educación de la niñez y juventud de un país tiene como mínimo tres propósitos fundamentales, esto es: formarles como persona, formarles como ciudadanos y formarles para el trabajo.

Para el propósito de formarles como persona, lo más adecuado es motivarles a que se aficionen al estudio, a la lectura, a investigar por sí mismos, tarea que deben ejercer durante toda su vida; es procurar que “aprendan a aprender”. Para la formación en ciudadanía se debe concienciar a los jóvenes a que asuman sus deberes y derechos, a aprender a vivir en democracia pero aportando lo que les corresponde, es, en definitiva, la formación cívica. Los expertos denominan a esta acción el “aprender a ser persona”. Y el tercer propósito es el formarles para el trabajo, es el “aprender a hacer”, el que, como los anteriores, debe ser un proceso continuo y permanente, y que consiste en apoyar a los jóvenes a que organicen su proyecto de vida, ayudarles a que definan el oficio que desean realizar, para prepararse de conformidad. Esta tarea es compleja y es poco atendida en el sistema educativo nacional.

La autoridad educativa ha procurado cumplir con los tres propósitos fundamentales abordándolos desde tres perspectivas: con cobertura, con calidad y con pertinencia. En el primer tema, el de la cobertura, se ha hecho un esfuerzo importante, lográndose una cobertura de casi el 95 por ciento de los niños en educación primaria, y se prevé llegar a cobertura total en el próximo año. Pero falta mejorar la cobertura en preprimaria la que, como sabemos, es fundamental para la formación de la inteligencia de los niños; y falta también cobertura en la educación básica y diversificada. En cuanto a la calidad, es necesario profundizar en ella, y para esto se deben mejorar los sistemas de evaluación, tanto del rendimiento de los alumnos como de los maestros. En esta tarea también se ha avanzado en los últimos tres años, aun cuando hace falta bastante camino por recorrer. Y para la pertinencia lo importante es determinar con mayor precisión lo que verdaderamente le servirá al educando en su vida para cumplir con los tres grandes propósitos mencionados al inicio de este artículo. La pertinencia tiene que ver también con la realidad social y económica del país, con su contexto étnico y lingüístico, a manera de coadyuvar en la formación ciudadana.

Siendo que en Guatemala la mayoría de su población vive en el área rural, y que son ellos los más pobres y desatendidos, es necesario definir estrategias que compensen las desventajas de vivir allí. Para ello hay que considerar que la educación en el medio rural es más compleja, pues la mayor parte de los niños que asisten a la escuela, cuando asisten, lo hacen por un corto período de su vida y solamente para aprender lo básico de lectura y matemáticas; y luego se quedan con la familia ayudando en las tareas productivas. Derivado de ello es que las funciones de familia, de microempresa familiar y de educación se encuentran totalmente imbricadas. Estas tres instituciones, familia, educación y empresa, que son las básicas de una sociedad, en lo rural se dan en un solo espacio físico y en el mismo tiempo, por lo que cualquier sistema educativo que se piense para lo rural debe tomar en cuenta esta realidad.

De manera que una educación para la ruralidad debe tener elementos diferenciadores a los de la educación en el ámbito urbano, de manera que, sin perder la función de socialización y de formar nación, se incorporen aspectos que faciliten la inserción laboral, la que en lo rural es más temprano. La educación en Guatemala debe ser vista como un sistema, y debe también considerarse que ese sistema le pertenece a toda la sociedad, y no solo a los maestros o al Ministerio respectivo, como ha sido la tradición en nuestro medio. Por ello es afortunado que los padres de familia, y otras instituciones que forman el Estado participen de la discusión pública que se ha abierto.

Y el tema de la educación para el área rural debe ser analizado con mayor detenimiento; y para ello lo mejor es escuchar a los interesados, y a la sociedad en su conjunto.

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