Al iniciar un nuevo año, y un nuevo Gobierno, es oportuno pensar a Guatemala como un proyecto, el más importante que tenemos en común.
Prueba de la importancia que se le confiere a la necesidad de un proyecto común son los esfuerzos que se han avanzado para proponer visiones de país y diálogos desde diferentes grupos sociales y políticos. Pero lamentablemente esos esfuerzos no avanzan, por falta de compartir un común denominador.
Para la búsqueda de ese común denominador, lo primero es reconocer que la realidad de un país se configura por las tradiciones, por herencias, por la memoria, es decir por el pasado y Guatemala ha tenido tres momentos socio-políticos que la han perfilado en lo que hoy es: su historia maya precolombina, la colonial, y la republicana. Pero también se configura el país con las vivencias diarias que van moldeando la cultura, el pensamiento y el actuar de los ciudadanos.
Es posible visualizar un futuro compartido, un proyecto que movilice conciencias y aglutine emociones, para lo que se debe tomar en cuenta que un proyecto de país no se puede basar solo en cálculos racionales y estratégicos, ni solo en propuestas de políticas públicas, sino en voluntades y creatividades, en aspiraciones e ilusiones compartidas.
La pregunta es, ¿qué podemos compartir los guatemaltecos? ¿Cuál es un común denominador?
Hay aspectos evidentes, como el territorio, la lengua, las tradiciones, la historia. Pero un proyecto, para que sea consistente, no puede pensarse si no es a partir de valores que lo inspiran y orientan.
Felizmente en Guatemala contamos con valores que debemos profundizar para una mejor convivencia y ánimo de pertenecer a este territorio.
Un primer valor es el respeto y aprecio por el patrimonio cultural heredado, el que se complementa con el respeto a la persona, a todas las personas. Otro valor fundamental es el respeto y protección del medio ambiente y sus recursos. Un valor central es el aprecio por la libertad. Y el de la solidaridad, especialmente con los más pobres. El valor del trabajo, de la innovación, de mejorar, debe ser apreciado. Y uno que debemos fortalecer decididamente es el del respeto a la vida, especialmente humana, y con ello el de amar al otro, respetándolo. Adicionalmente, el valor de la palabra dada.
Todos estos valores mencionados son parte de nuestra cultura, surgidos del mestizaje que ha conformado la actual cultura guatemalteca. Algunos de estos valores, que son universales, han sido olvidados u omitidos, pero son rescatables.
Hay otro tema fundamental para la construcción del proyecto Guatemala. Me refiero al de la identidad, que permite que la persona se integre a un pensamiento, propuesta o proyecto como el que proponemos. Pero para que se dé esa identificación, reflejo de la identidad, debe explicitarse previamente su esencia, sus valores, sus propósitos. Solo de esta manera se puede lograr generar identidad. Ese esfuerzo del proyecto Guatemala debe sustentarse, por tanto, en valores explicitados y compartidos, y en la construcción de una identidad que le dé forma y figura.