“¿A qué se debe la supremacía de un sistema político sobre otro?”

Diciembre 1999

Durante los últimos 100 años, el mundo entero se ha debatido entre dos grandes filosofías que han orientado la política del desarrollo, y regulado todo el comportamiento socioeconómico de países y regiones. Este debate ha transitado incluso por guerras, debidas al afán de imponer la supremacía de una sobre la otra. Esas dos filosofías se han conocido como la capitalista y la socialista.

La filosofía capitalista, también conocida como de mercado, o neoliberal, se sustenta en el individuo, y toma como base las decisiones de la persona individual. Y para que funcione adecuadamente debe ir acompañada, en lo político, del sistema democrático.

La otra filosofía, la socialista, se fundamenta en el concepto de la primacía del Estado, y toma como base la planificación centralizada. Su expresión más extrema es el comunismo. Y, aun cuando en lo político se autodenomina democrática, en la práctica siempre fue lo contrario.

Ahora que estamos por concluir el siglo, también se concluye el debate. La opción clara ha sido por el capitalismo, desde 1989, en que los países socialistas abandonan el comunismo.

¿A qué se debe el éxito de un sistema sobre el otro?

A que uno, el capitalismo, está basado en principios doctrinarios, de carácter universal y permanente, y que están por encima de los acontecimientos y circunstancias. Ellos son, por ejemplo, el derecho a la propiedad privada, ya reconocido desde Aristóteles, y el derecho a la libertad, una e indivisible.

El socialismo, en cambio, está basado en una ideología, que es una concepción mental apriorística de los elementos que conforman la realidad. Es decir, ha sido inventada por hombres, lo cual limita, o pretende limitar, toda la acción humana a unas pocas mentes imaginativas.

Así, el mundo entero ha optado por el sistema de mercado, en lo económico, y la democracia, en lo político.

Esta realidad, abre una nueva y enorme perspectiva y responsabilidad a los especialistas en estudios de la sociedad, por cuanto ya no se circunscribirán sus análisis a conocer las opiniones en cuanto a gustos y tendencias de productos y servicios, o preferencias por personas o instituciones. ¡Hoy su responsabilidad es mucho mayor! Y va desde lo ya mencionado, hasta intenciones de voto político, investigación de necesidades sentidas y reales de las comunidades, etc. para conocer la Guatemala profunda.

Guatemala está iniciándose en un proceso decisivo. Este año tenemos que encontrar solución, o al menos planteamientos serios, a muchos de los inveterados problemas que sufrimos, y para ello se está constituyendo la Asamblea de la Sociedad Civil. Pero el valor de lo que en ella se decida creo que deberá estar refrendado por la opinión de todo el pueblo, y no sólo por los representantes en esa Asamblea. Y la forma técnica de conocer la opinión va a ser a través de investigaciones profesionales sobre la opinión para cada uno de los temas que se traten.

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